El empresario, filántropo y magnate Algur H. Meadows (1899-1978) donó en 1962 su fabulosa colección de arte español y los fondos para la puesta en marcha de un museo a la Universidad Metodista del Sur. Su apertura en 1965 fue el primer paso para cumplir su sueño de crear «un pequeño Prado para Texas: el Prado de la pradera» [meadows significa pradera]. Su pasión había nacido en los 50. En una crisis de producción petrolera en Texas, Meadows pidió a Franco permiso para explorar yacimientos en España y sus colonias africanas. En Madrid se hospedaba en el Ritz con su esposa Virginia y visitaba con asiduidad el vecino Prado, que quiso recrear a escala en su tierra. Vista de las Pedrizas desde el Pardo (1907) fue el primer Sorolla que compró, y su única obra en el museo hasta que en el 2003 se compró El ciego de Toledo. El resto de sorollas llegaron mediante donaciones.
Una enorme escultura móvil de Santiago Calatrava y un gran rostro femenino de trama metálica de Jaume Plensa reciben al visitante de una colección que va del siglo X al XXI. Incluye objetos medievales, esculturas renacentistas o barrocas y obras maestras del Siglo de Oro. Piezas del Greco, Velázquez (tres), Murillo (seis), Ribera o Goya (cinco); de maestros modernos como Fortuny, Zuloaga, Rusiñol, Picasso, Miró, Dalí, Gris, María Blanchard, y de contemporáneos como Barceló.
Con 1.300 piezas, el Meadows atesora una de las colecciones de arte español más extensas y completas fuera de España y recibe unas 25.000 visitas al año, lejos de las 50.000 de antes de la pandemia. La de ahora no es la más extensa muestra de Sorolla que montó, ya que entre el 2013 y el 2014 acogió la extensa Sorolla y América, que se vio también en la Fundación Mapfre de Madrid y sacó a la luz varias piezas inéditas.