Woody Allen: «No tengo ninguna obra maestra, así que no he creado ningún género»

María Estévez LOS ÁNGELES / COLPISA

CULTURA

Allen, retratado en Venecia a comienzos de septiembre cuando viajó a Italia para presentar en la Mostra su último filme, «Golpe de suerte». El cineasta neoyorquino sigue en activo camino de los 88 años.
Allen, retratado en Venecia a comienzos de septiembre cuando viajó a Italia para presentar en la Mostra su último filme, «Golpe de suerte». El cineasta neoyorquino sigue en activo camino de los 88 años. Guglielmo Mangiapane | Reuters

El cineasta neoyorquino regresa a las salas con «Golpe de suerte», primera película que rodó en francés

30 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Golpe de suerte, que llegó este viernes a los cines, es el 50.º largometraje de Woody Allen. A sus 87 años, el realizador ha rodado su primera película en francés, por la que todo el mundo le felicita y que estrenó en el pasado Festival de Venecia. Allen combina su habitual popurrí de argumentos con una estética placentera. De fondo una pareja rica, una infidelidad, el dinero, la muerte y la familia muy en la línea de su cinta Match Point. En los últimos años, a raíz del movimiento #MeToo y el resurgimiento de las acusaciones de abuso de su hija Dylan Farrow, el cineasta neoyorquino ha pasado de ser uno de los directores más venerados a luchar para lograr financiación en EE.UU. Sin embargo, el público y los estudios europeos han seguido acogiéndolo con agrado.

—¿El modelo de comedia romántica estilo Woody Allen debería convertirse en género?

—Bueno, creo que he tenido muchas ventajas como director. En mi carrera hay éxitos y fracasos, he ganado mucho dinero, he vivido libertad artística, pero no creo que haya conseguido crear un género porque no tengo ninguna obra maestra. He aprovechado mis oportunidades y entiendo que formo parte de la industria.

—En sus películas las ciudades cobran vida.

—Estoy enamorado de las ciudades de la misma manera que los directores se enamoran de las protagonistas principales. Me encantan las ciudades y he idealizado Nueva York durante años. Si ves el Nueva York de Spike Lee o el de Martin Scorsese, el mío es muy distinto al de ellos. Y lo mismo en París, veo París a través de lentes color de rosa. Y ayuda porque cuando estás haciendo una historia de asesinato... La razón por la que uno disfruta tanto de las películas de Hitchcock es porque hay una ligereza en ellas, un sentimiento romántico. No son filmes sombríos y feos cuando ves a personas asesinadas. En una obra como La sombra de una duda, no se ve nada en absoluto y, sin embargo, toda la imagen y la tensión es apasionante de principio a fin. Así que lo que me interesaba era mostrar París y sus personajes de una manera encantadora y convertirla en una historia de asesinato

—¿Prefiere escribir personajes para mujeres que para hombres?

—Sí. Hace veinte o treinta años interpretaba los papeles que escribía, así que escribía para mí, pero siempre pude escribir papeles mejores y más interesantes para mujeres... No sé por qué, tal vez porque los escritores y cineastas que más me han influido fueron Ingmar Bergman y Tennessee Williams, y eran autores que escribían para mujeres.

—Parte de su amor por Bergman se proyecta en la constante presencia de la muerte en la cinta.

—Creo que no puedo hacer nada al respecto porque la muerte me tiene atrapado. Es un mal negocio para mí. Al final de esta película, dejamos en la pantalla la frase: «No lo pienses demasiado». Eso es todo lo que realmente puedes hacer con respecto a la muerte, no pensar demasiado en ello porque realmente no hay salida. No hay salida ni a través de la ciencia, la filosofía, o la comedia.

—Es un amante del cine europeo.

—Lo soy. Cuando era más joven, las películas que más nos impresionaron cuando todos estábamos empezando y aspirando a ser cineastas eran el cine europeo, todas las películas francesas, italianas y suecas. Todos queríamos hacer películas como los europeos.

Fotograma del filme «Golpe de suerte».
Fotograma del filme «Golpe de suerte».

—«Golpe de suerte» comenzó primero como una historia sobre estadounidenses en París.

—Pensé primero en los protagonistas como estadounidenses que vivían en París. Y luego le di una vuelta y decidí rodar con un elenco francés. Tuve la oportunidad de vivir en París durante meses y el elenco resultó ser maravilloso.

—¿Y por qué París?

—Es que a veces recibo una llamada telefónica de alguien en un país que me dice: «Financiaremos tu película si la haces en islandés o en otro idioma». Y si tengo una idea que es buena para Italia, Alemania, París o donde sea, entonces la considero. Me gusta vivir experiencias mientras ruedo. Lo he pasado muy bien rodando y me he sentido como un auténtico cineasta europeo.

«Me encanta quedarme en casa y vivir en Nueva York»

Pudiera parecer que Woody Allen está cada vez más a gusto fuera de Nueva York. Pero...

—No, no, no. Me gusta hacer las mismas cosas todos los días. A mi esposa le gusta ir de viaje de vez en cuando, hacer algo un poco más emocionante. A mí no. Me encanta quedarme en casa y vivir en Nueva York. Cuando llegó el covid y nos encerramos todos, ¡no me molestó! Me gusta la rutina. Pero también me gusta el elemento cosmopolita de mi ciudad. No podría vivir en una isla de Suecia, lejos del mundo, como Bergman por ejemplo. Quiero salir de casa y ver gente, teatros, museos, parques, restaurantes. Es muy importante para mí. Básicamente me gusta quedarme en casa todo el día, trabajar y luego salir por la noche y ver gente.

—¿Le preocupaba dirigir a actores que no hablan su idioma?

—No me importa. Si ves una película japonesa, puedes darte cuenta si la actuación es buena, realista y natural o si es dramática y tonta, o demasiado exagerada. Lo mismo aquí, me di cuenta por el lenguaje corporal y la emoción de los actores, sin entender el lenguaje, cuando estaban siendo realistas y cuando no lo eran.

—¿Se ve un hombre con suerte?

—Tuve dos padres cariñosos y buenos amigos. Tengo una esposa y un matrimonio maravilloso, dos hijos. Dentro de unos meses cumpliré 88 años. Nunca he estado en un hospital, nunca me ha pasado nada terrible. Cuando comencé a hacer películas, la gente decidió enfatizar todas las cosas que hacía bien. En general la gente ha sido generosa conmigo. No he tenido más que buena suerte y espero que dure.

—¿Le sigue entusiasmado rodar?

—Me gusta escribir las ideas que tengo para hacer películas, y las haría si fueran fáciles de financiar, pero lo cierto es que perdí el entusiasmo por perseguir proyectos.