Mentiras de la « gran ocultadora» Frida Kahlo

Antonio Paniagua MADRID / COLPISA

CULTURA

Marie Córdoba, biógrafa de la pintora, sostiene que la artista se inventó su propio personaje para sobrevivir en un país profundamente machista

14 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Dentro de los límites que le imponía una sociedad patriarcal como la mexicana, Frida Kahlo (1907-1954) consiguió hacer más o menos lo que le dio la gana y alumbrar una obra pictórica que hoy es más famosa que la de su marido, Diego Rivera. Pero para lograr este empeño tuvo que realizar una maniobra estratégica de despiste, ejecutando piezas que dan pie a una doble lectura y recreando una biografía que modificaba según le convenía. «Para vivir con cierta libertad y pintar como ella quería, tuvo que ocultar muchas cosas», argumenta Marie Córdoba, autora de ¡Que viva Frida! (El mono libre), un libro en que se impugna la visión de la artista «como una mujer perdidamente enamorada, que se lamenta por no tener hijos y que se entretiene pintando cuadritos domésticos esperando que regrese el esposo infiel».

La propia Frida Kahlo se refería a sí misma como «la gran ocultadora». Mintió sobre su fecha de nacimiento, un detalle en apariencia nimio, a la vez que exageró las consecuencias de un terrible accidente de autobús que sufrió y que fue causa, según ella, de que no pudiera tener descendencia. «Ella siempre dijo que el mayor sufrimiento de su vida era no haber podido tener hijos y que sufrió muchos abortos a causa del accidente, algo que es cierto, pero también tuvo varios abortos voluntarios», sostiene Córdoba.

Lo cierto es que la pintora se dotó de una máscara, la de artista doméstica, autora de cuadros supuestamente banales, pero gracias a ese disfraz acabó eclipsando a muchos de sus coetáneos. Al relativizar la importancia de su obra, que presentaba como un pasatiempo, un quehacer anodino como para otras mujeres podía ser la costura, Kahlo se libró de las comparaciones con otros creadores con los que no quería disputas. «Sabía muy bien el peso de su obra. En realidad evitó competir con los pintores muralistas revolucionarios, que eran todos hombres». Se refiere Córdoba a José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, artistas a los que el nuevo Estado encargó que ilustraran la historia del país en las paredes de edificios emblemáticos para que todos los ciudadanos tuvieran acceso a ella. Así nació el muralismo mexicano. El primer encargo oficial que recibió Diego Rivera fue precisamente el mural La Creación, en el anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria, la Prepa, donde Frida cursó sus primeros estudios.

Infidelidades

La biógrafa de Kahlo desconfía también de las versiones que hablan de la supuesta abnegación con la que Kahlo vivió las aventuras extraconyugales de su marido, salvo aquella en la que estuvo involucrada su hermana pequeña. En los demás, sostiene que desafió la moral burguesa y también tuvo sus romances, algunos con mujeres. Tanto es así que pagó con la misma moneda a su esposo al mantener un breve amor con Trotsky cuando este se refugió de Stalin en México Al revolucionario, que entonces tenía 57 años, le atrajeron de inmediato la belleza y el temperamento de Frida y ella quedó seducida por todo lo que él representaba. Ambos llegaron a comportarse como adolescentes, deslizando cartas en los libros que se dejaban.

En 1953 le tuvieron que amputar la pierna por debajo de la rodilla a causa de una gangrena, episodio que la sumió en una gran depresión y que la llevó a intentar suicidarse en un par de ocasiones. El infortunio del accidente la obligó a pasar 32 veces por el quirófano, una circunstancia que hace pensar a Marie Córdoba en que la pintora incurrió en conductas autolesivas. «Algunos médicos dijeron que muchas de las operaciones quirúrgicas a las que se sometió no eran necesarias y que el hacerlo vendría a ser una forma de automutilación. En la correspondencia que mantuvo con su médico queda muy claro que las intervenciones en la columna vertebral no se debían al accidente, sino a una malformación congénita. Ella misma se configuró un personaje de mater dolorosa».

La obra de Kahlo ha sido muchas veces reducida a una pintura biográfica, algo cuestionable. «No por ser una pintora de la intimidad es Frida una pintora sin formación, aunque esta no fuera académica». Córdoba aduce que su obra fue también revolucionaria, por cuanto contribuyó a forjar una nueva identidad nacional, lo cual «pasaba por la recuperación del pasado indígena» de México. «Si muchos de estos aspectos de la vida y obra de Frida Kahlo han quedado un poco en la sombra es porque la propia Frida los había disimulado para poder vivir y desarrollar su obra en un país que por muy revolucionario que se proclamara no dejaba de ser profundamente machista».