Los dos discos con los que empezaron a amar a The Beatles varias generaciones

Javier Becerra
Javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Europa Press

Músicos gallegos rescatan sus recuerdos de los álbumes rojo y azul

19 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

The Beatles ya estaban separados. Su música vivía los primeros años de esa eternidad a la que estaba dirigida. Empezaba a exprimirse el filón post mortem de la banda más importante de la historia del pop. En el año 1973 Emi lanzaba al mercado The Beatles 1962-1966 y The Beatles 1967-1970, recopilando los citados períodos. Popularmente llamados álbumes rojo y azul, supusieron la puerta de entrada para un sinfín de oyentes de todas las edades y partes del mundo a un universo del que nadie o casi nadie quiso salir. La reedición con los temas mezclados True Stereo y Dolby Atmos, junto al añadido de Now And Then (la canción creada sobre la base de una vieja maqueta de Lennon), los ha devuelto a la primera línea, como ocurre cada cierto tiempo. Pero también ha destapado la caja de los recuerdos de muchos fans que iniciaron su adoración por The Beatles precisamente con esos dos discos.

Muchos de ellos son músicos gallegos. Es el caso de Xoel López. Lo tiene claro: «El disco rojo de The Beatles para mí no solo fue clave para entrar en The Beatles, sino para entrar en la música». El coruñés conoció al grupo con un trocito de la canción Help! que venía de relleno en una cinta grabada con otras cosas. Cuando supo que se trataba de The Beatles, buscó entre los discos de sus padres. Allí apareció el doble vinilo The Beatles 1962-1966, el rojo. «Tenía unos nueve o diez años y me enganché. Me flipaba esa cosa cálida y folkie de The Beatles que me condicionó mucho, ya que luego entraría en Dylan. Mi canción favorita entonces era You’ve Got To Hide Your Love Away».

Esa idea de los discos rojo y azul como parte de la discoteca familiar resulta muy común. Del mismo modo que ocurrió con las enciclopedias, en los años setenta se empezaron a popularizar los equipos de alta fidelidad. Eran algo aspiracional para la clase media. Una vez que estos entraban, se empezaban a nutrir las colecciones de discos. Estas dos recopilaciones resultaban esenciales.

«No era muy habitual que hubiera discos de The Beatles oficiales en los setenta. Teníamos siempre recopilatorios y estos siempre estaban ahí. Yo creo que eran los discos de The Beatles que se tenían en España entonces», recuerda el músico vigués Eladio Santos. Esta dualidad inevitablemente derivaba en una suerte de corriente que aún pervive: «O eras del rojo o del azul. Pasaba mucho que, cuando empezabas, eras más del rojo. Luego, la gente tiraba más a los Beatles más experimentales y hippies. Pero al final se cerraba el círculo y volvías al principio de nuevo».

El rojo incluye temas que van desde el pop primerizo de Love Me Do a las piezas más sofisticadas de Revolver (1966), cuando la creatividad del grupo alcanzaba la cima. El azul ya presenta a un grupo inmerso en la psicodelia, la experimentación total y los últimos coletazos de su carrera. Muchos de quienes llegaron tras la eclosión del rock alternativo y la música electrónica, aterrizaron directamente en la lisergia. Es el caso de Nuno Pico, líder de Grande Amore. Fue desde Burela, donde residía, al Corte Inglés de A Coruña: «Pillei o Blue Album simplemente porque me gustaban moito máis as pintas deles na foto. E acertei! Proba clara de que hai veces que si que está ben prexulgar polas apariencias... A secuencia de catro cancións que abren o segundo disco (Back in the USSR, While My Guitar Gently Weeps, Ob-La-Di, Ob-La-Da e Get Back), paréceme unha das cousas máis impresionantes que escoitei na miña vida».

 

«Cuando alguien dice que no son para tanto, yo sospecho»

Que tantos años después haya fans, como el caso de Nuno Pico, que tengan grabada en la mente la secuencia de canciones de recopilatorio habla a las claras del impacto sentimental que este causó. Otro indicador de esas emociones preservadas para siempre es haberlo mamado en el coche familiar. El ferrolano Andrés Suárez sonríe evocando aquellos tiempos: «El disco rojo me acompañó en casa y en el coche de mis padres, que creo que han tenido un gran gusto musical —dice—. Aunque yo no manejaba el idioma, me descubría ante esas canciones impresionantes. Pasan los años y siguen ahí. Hay quien dice que aquellos eran temas fáciles, que eran los éxitos tempranos. ¿Ah sí? ¿Cómo es que no encontramos otro disco como este en la historia de la música? Mira, cuando alguien me dice "The Beatles no son para tanto" yo sospecho de esa persona. The Beatles estarán ahí siempre, porque no son moda, son eternos».

The Beatles 1962?1966 y The Beatles 1967-1970 tuvieron su primera versión en cedé en 1993. Con lo que volvieron de nuevo a las estanterías ilustradas. Acercaron a una nueva generación a ese legado, justo cuando formaciones como Oasis, Blur y todo el britpop en general lanzaban discos que bebían de sus trucos maestros. El vigués Abraham Boba, líder de León Benavente, abrió la puerta beatle con esa versión digital: «En mi casa no había discos de The Beatles y fue un amigo que me dejó esos cedés dobles del rojo y azul, que eran más gruesos. Me los grabé en cinta y recuerdo estar escuchándolos con el walkman sin parar». Y, siguiendo la polarización apuntada por Eladio Santos, ¿de qué equipo era Boba? «Siempre me gustó más el azul. Ya de aquella empezaba a intuir que aquella época me interesaba más. Todo lo que hicieron desde Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band en adelante me encanta. El azul incluía A Day in a Life, que es una de mis canciones favoritas de todos los tiempos».

También cayó en los brazos de The Beatles con esos aparatosos cedés Guadi Galego. «Foron un agasallo que recibín cando saíron e os escoitei moitísimo. Lembro que estaban súper de moda e que foran como un bum naquela época», rememora. En el año 2010 volverían a lanzarse con una nueva remasterización en cedé. En el 2014, en vinilo. Y ahora han resucitado de nuevo, con temas adicionales y nuevas remezclas. «No me gusta esto de revisar el sonido. Los discos son parte de la tecnología de su época. Y yo estoy acostumbrado a escuchar los discos de The Beatles en mezclas rudimentarias, que son como molan», critica Nicolás Pastoriza.

«Tocaba de niña intentando sacar de oído las canciones que salían en el rojo»  

Hay una frase hecha en el mundo de la música popular que dice que todo se puede reconducir a The Beatles. Exagerada o no, lo cierto es que son miles y miles de músicos los que sintieron la llamada con ellos y aprendieron a usar sus instrumentos imitando sus canciones. Es el caso de Carolina Rubirosa, la artista de O Grove, cuyo amor por The Beatles le llevó incluso a fundar The Funkles, una banda que revisa desde el funk el repertorio de los de Liverpool. Con ella ha tocado en media Europa, incluyendo por supuesto el mítico The Cavern. «El gusanillo me lo metió en el colegio un profesor de inglés. Nos ponía canciones suyas. Él fue quien me dejó el disco rojo en cinta y me encantó. Empecé a tocar de niña con mi primo Dani, intentando sacar de oído las canciones. Hacíamos sus armonías vocales sin saberlo, de manera instintiva. Recuerdo estar ahí intentando hacer Ticket To Ride o Drive My Car».

Con Xoel López pasó lo mismo. Esas escuchas con la guitarra española del colegio al lado resultaron totalmente determinantes para el artista que este mes se subirá al escenario del WiZink Center de Madrid a presentar su nuevo disco. «A través de The Beatles entré en el mundo mod. Fue todo más fácil Sobre todo esa parte de The Who de The Kids Are Allright. En fin, que ahí se gestó todo», sentencia. Aunque también se acuerda de una pequeña tragedia juvenil: «Dejé el disco al sol y uno de ellos se dobló. Luego, los escuchabas y sonaba mal. Pero seguía escuchándolo». Y también de una percepción infantil: «Conseguí poco después, por un amigo de mi hermano, el azul. Mi favorita era Lucy In The Sky With Diamonds. Luego veía A Day in A Life, que me daba un poco de miedo. Pues de tanto insistir en la otra, al final A Day In A Life me terminó gustando y hoy es una de mis canciones favoritas».

El mundo beatle es una cadena en la que se incorporan siempre nuevas anillas. Quien los amó y llegó a la conclusión de que el mundo con sus canciones es un lugar mucho mejor que sin ellas suele querer transmitir su legado a los que vienen. Eladio Santos habla de ello: «Cuando empezaron a poner reproductores de cedé en los coches estos cedés pasaron a escucharse ahí. Yo los ponía para mis hijas. Tenía una misión en la vida: que conociesen esa música. Cuando hace poco se pudo ver el documental de Rick Rubin con Paul McCartney y veía como canturreaban las canciones me sentía muy orgulloso de lo logrado».