Escritora y asesina, María Carolina Geel relata su encierro en un clásico de la no-ficción

Doménico Chiappe MADRID / COLPISA

CULTURA

María Carolina Geel (Santiago de Chile, 1913-1996)
María Carolina Geel (Santiago de Chile, 1913-1996)

Con cinco balas, mató a su amante en 1955 y estuvo presa en Chile hasta ser indultada a petición de Gabriela Mistral; Periférica rescata «Cárcel de mujeres»

20 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Con una pistola Baby Browning de 6 milímetros de calibre, la escritora María Carolina Geel asesinó a su amante en el lujoso hotel Crillón de Santiago de Chile. El suceso, acaecido en 1955, hubiera sido uno más de una época pasada en un país alejado de España si la asesina, que se mantuvo serena durante su detención, no hubiera escrito su paso por prisión en un cuaderno que se convertiría —una vez indultada por petición de la mismísima poeta ganadora del Nobel Gabriela Mistral— en el libro Cárcel de mujeres, que publica ahora la editorial cacereña Periférica.

Aunque solo estuvo algo más de un año tras las rejas por un crimen que nunca explicó —«respuestas que procuro hallar en algún rincón de mi entendimiento»—, describe con poética prosa un ambiente donde hay «murmullos sin tregua», gritos, sollozos, rencillas, intentos de suicidio, enfermedad y el «extraño sentimiento» de «prohibido hechizo».

«Entre los muros espesos de un presidio, dos personas saturan de pasión sus vidas», escribe, antes de que venza el silencio. Porque Geel, que disparó cinco balas, (Santiago de Chile, 1913-1996), entró en prisión con tres novelas publicadas pero en libertad solo publicó una más, algunos cuentos y un ensayo.

En su diario convertido ya en un clásico de la no-ficción habla más de sus compañeras de reclusión. «Una mujer joven vino aquí porque había matado a su padre. En las noches padecía terrores», relata María Carolina Geel, que tiene los ojos bien abiertos, e intenta comprenderlas. Encuentra similitudes entre sus rutinas y las que hay en las congregaciones de monjas y se compara las que llegan: «El vivir es raro. Yo no falsificaría jamás un cheque, pero ella no segará la vida de nadie».

Relata el escritor José Ovejero, autor de un prólogo de este libro para la efímera editorial Pica Lagartos, que después de matar a su amante, Geel —cuyo verdadero nombre era Georgina Silva Jiménez— lo besó en los labios. En la necrológica que apareció en El Mercurio la describen como «culta y refinada», a la vez que «fuerte y susceptible», adjetivos que sirven también para el volumen Cárcel de mujeres.