Ridley Scott, ante las malas críticas a su «Napoleón»: «Que se jodan»

maría estévez LOS ÁNGELES / COLPISA

CULTURA

Ridley Scott (derecha), con Joaquin Phoenix, en el Museo del Prado.
Ridley Scott (derecha), con Joaquin Phoenix, en el Museo del Prado. José Oliva | EUROPAPRESS

El director ha sido muy claro sobre lo que piensa de sus detractores, y ha apuntado que lo único que le importa es «la autocrítica»

25 nov 2023 . Actualizado a las 18:27 h.

Para Ridley Scott (South Shields, Reino Unido, 1937) su nueva película, Napoleón, es un sueño hecho realidad que se acaba de estrenar en España. El guion llevaba décadas guardado en un cajón y llegó a comentarlo con su colega Stanley Kubrick. A sus 85 años, Scott ha rodado suficiente acción como para cautivar al espectador con asombrosas escenas de batalla. Su talento no necesita la tecnología. Al contrario, huye de ella. Si se ve tentado de alargar las escenas de acción, salta sin miramientos a la volátil relación de Napoleón Bonaparte con Josefina de Beauharnais, para volver luego a la lucha.

Rodar una película biográfica sobre Napoleón es un proyecto que quita el aliento a cualquier realizador, incluso a alguien tan pragmático como el veterano Scott. «Cuando termino un rodaje ya estoy pensando en el siguiente», dice el cineasta británico. «Esta película estudia la relación de dos personas. Napoleón es uno de los grandes estrategas de la historia sobre el que se han escrito más de 2.000 libros, uno por cada semana desde su muerte», ironiza. Tanta información sobre el abrumador personaje invita a la especulación, que es lo que hay en su guion. «No he hecho algo épico. Es mi película y si hay imprecisiones es porque resulta imposible ser preciso en todo», admite el director que leyó el guion del Napoleón que Kubrick intentó filmar sin éxito. «Era una visión de la vida de Bonaparte desde su nacimiento hasta su muerte. Yo no quería rodar cincuenta batallas, porque la acción se vuelve aburrida; he preferido mostrar una visión sobre lo que hace que este enigmático hombre sea tan interesante», dice.

A lo largo de 158 minutos recorre un largo período de la vida del soldado corso que, como general, puso al mundo a sus pies y murió en el exilio. «Me centro en la relación de Napoleón con Josefina, en las cartas que se enviaron», precisa Scott. «Las cartas de ella eran casi infantiles en cuanto a emociones y sexualidad. Demuestran que Napoleón era una persona muy vulnerable frente a Josefina y que era una pasión casi unidireccional, pues la mayoría de sus cartas al final ni siquiera las abría ella», explica el realizador, que cuenta con Joaquin Phoenix para dar vida al general francés y con Vanessa Kirby, la actriz de The Crown, para recrear a Josefina. «Reconozco que he tenido suerte al conseguir a Joaquin, porque le encanta la improvisación, aunque Vanessa no tenía ni idea. En la escena en la que él se mete bajo la mesa y la tira hacia abajo, ella no sabía qué iba a suceder. Pero al rodar con cuatro cámaras, pude capturar el momento», se felicita.

Sin miedo a las críticas, Scott reconoce afrontarlas con mucha tranquilidad. «Me da igual lo que esperen o lo que digan. Al fin y al cabo, no me concierne como artista. El cine no es un deporte en el que se gana o se pierde. La creación es diferente, como la pintura, la escritura o la música. Creo que solo cuenta la autocrítica. El resto son opiniones. Lo que hay que decir es que se jodan y seguir hacia delante». Esa actitud de «me da igual Hollywood» hace que este gran realizador no tenga su Óscar tras estar nominado en cuatro ocasiones con Gladiator, premio a la mejor película en el 2001, y que reactivó su carrera como director. Pero como Scott no era un productor acreditado, la victoria no fue suya. También perdió el Óscar al mejor director ese año, y al siguiente por Black Hawk derribado. Tampoco logró la estatuilla por la dirección de Thelma y Louise ni por Marte. «Ya me va tocando», dice entre risas y restando importancia a la pregunta.

Un «storyboard» con ocho imágenes por página de guion del filme

Además de dedicarse al cine como director, Ridley Scott cuenta con una formación artística a la que saca partido en sus películas. «He estudiado arte, soy artista y me gusta dibujar cada secuencia que voy a grabar. Mi storyboard de Napoleón es muy extenso: dibujé ocho imágenes por página de guion. Eso me permite tener una idea muy clara de lo que busco en las escenas de acción y saber cuántas tomas necesitaré», revela el realizador.

Subestimando las capacidades de sus enemigos y sobreestimando las propias, Napoleón perdió con el duque de Wellington en Waterloo, en un bosque que Scott recrea al detalle para regocijo del público. «Me gusta rodar ese tipo de escenas porque me siento libre. Rodé Los duelistas, mi primera película, con 40 años. Pero antes había rodado más de 3.000 anuncios y no me pareció una tarea difícil. Las cosas se complicaron con Alien y más con Blade Runner, mi primera experiencia en Hollywood», cuenta.

Para verse en el cine

Rodada para Apple TV+ y distribuida por Sony, Napoleón se concibió para verse en cines, destaca Scott. «Las plataformas están entendiendo que las películas tienen valor cuando se estrenan antes en cines. Esperé meses para estrenar Napoleón en los cines y pienso hacer lo mismo con Gladiator II, que estoy rodando ahora», avanza.