Cuarenta personas se casarán por el rito «heavy» este año en el Resurrection Fest

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Pedro Durán oficiando una boda el año pasado.
Pedro Durán oficiando una boda el año pasado. cedida

El festival ha recibido 1.500 peticiones para celebrar bodas en su capilla

25 jun 2024 . Actualizado a las 18:27 h.

No es el Resurrection Fest un festival como los demás. Y el hecho de que desde el año pasado cuente con una capilla para oficiar bodas lo demuestra. «La incluimos dentro del bulevar y tuvo mucho éxito, pero lo de este año nos ha desbordado completamente. Estamos impresionados con la respuesta», dice Iván Méndez, codirector del evento que arranca mañana en Viveiro. «Hemos recibido 1.500 solicitudes y no podemos hacer tantas bodas. Hubo que hacer una selección», explica. Al final, serán 40 las parejas o grupos que se casen de este singular modo. Tan singular, que hasta tiene su propio nombre diferencial: resumonio.

«Al matrimonio aquí lo llamamos así y a la capilla, la Resuchapel», dice Pedro Durán, el cura satánico que se encarga de oficiar unas bodas en la línea disfrutona del festival. «El buen rollo que hay aquí es muy especial y lo convierte en el mejor del mundo», explica. Todo empezó el año pasado, cuando a los organizadores se les ocurrió la idea de hacer un bulevar con diferentes edificios que guardaran relación con la música y los géneros del heavy, el hardcore y el punk. Uno se diseñó como una capilla al estilo de las de Las Vegas, pero con un particular toque oscuro y metálico.

Ahí tienen lugar los enlaces por los que hay que abonar 40 euros. «Es una ceremonia de unos 30 minutos que replica una boda cristiana, pero llena de referencias al festival y jugando con el tópico del heavy satánico», describe Durán. En ese contexto, los símbolos típicos de los matrimonios adquieren una nueva dimensión. Por ejemplo, los novios toman una bebida de sangre. Y, en lugar besarse, hacen cada uno un solo de guitarra imaginario que debe replicar el otro cónyuge. «Es todo muy divertido, a la gente le encanta», confirma Durán.

En esa capilla hay sitio para todo tipo de matrimonios. «Casamos a chicos con chicas, a dos chicos y a dos chicas, pero también a grupos de gente, porque hay amigos que son de diferentes ciudades y que solo se ven aquí y quieren casarse todos juntos», explica el oficiante. Entre los que se apuntan este año se encuentran Pablo López y Raquel Tostón. Procedentes de Madrid, ayer se encontraban en ruta rumbo a Viveiro para asistir al festival. Y, de paso, casarse. «Lo vimos el año pasado y nos pareció tan chulo que este pedimos vez y nos tocó», dice ella que se trae en la maleta un vestido negro con adornos metálicos para su enlace. Llevan años viniendo al Resurrection Fest. Este paso reforzará su vínculo con él.

A la boda podrán invitar a un grupo reducido de amigos y, por supuesto, a sus padrinos. Entre el público se colocará un personaje curioso. «Metemos a un chaval disfrazado de esqueleto que se sienta por allí para darle ambiente», comenta Durán. Recuerda que el año pasado le sorprendió lo arreglados que llegaban muchos novios: «La gente viene maquillada, con lentillas de colores, con las uñas pintadas... Muy maqueados». En algunos casos este matrimonio confirma a la heavy alguno existente. Otras adelantan el futuro. «El año pasado se casó una pareja que, tres meses después, se casaba de verdad», confirma. ¿Es el caso de Pablo y Raquel? «Uy, aún no. Ya veremos. Por ahora nos casamos así», se ríe él.