El enfado de Javier Bardem en San Sebastián: «Esto es una encerrona»

La Voz SAN SEBASTIÁN / EFE

CULTURA

Javier BArdem, junto a la hija de Bigas Luna
Javier BArdem, junto a la hija de Bigas Luna Raúl Terrel | EUROPAPRESS

«Lo has conseguido, es una pena porque al final estamos aquí para honrar a Bigas Luna, hagamos lo que tenemos que hacer, que me tengo que coger un avión» aseguró muy molesto en un acto junto a la hija del director de «Jamón, jamón»

21 sep 2024 . Actualizado a las 16:29 h.

El actor Javier Bardem, que ayer recogió el Premio Donostia en el Festival de Cine de San Sebastián, aseguró este sábado haberse sentido engañado por los organizadores de un acto de lo que él creía que iba a ser un homenaje íntimo al cineasta Bigas Luna que resultó ser un evento promocional por lo que el actor decidió abandonar el hotel María Cristina de San Sebastián donde se había convocado.

«Esto es una encerrona», ha dicho el actor, visiblemente contrariado ante la masiva afluencia de medios de comunicación que esperaban la comparecencia de Bardem junto con Penélope Cruz y Jordi Mollá, protagonistas de la película Jamón, jamón (1992). Bardem, el único de los tres intérpretes que ha asistido a la cita, ha afirmado que lo hacía «por respeto a Bigas Luna y a su memoria» porque «los deseos de Bigas siempre son hermosos y por eso estoy aquí, pero esto no es lo que se nos había dicho», ha señalado.

El actor aceptó posar junto a la hija de Bigas Luna, Betty, y a Eduardo Donato, el porquero amigo del cineasta que cuidaba los cerdos con los que se elabora uno de los mejores jamones del mundo en opinión del director de Huevos de oro antes de irse a «tomar con toda urgencia» un avión.

Según Betty Bigas, poco antes de fallecer su padre expresó el deseo de que los protagonistas de su película Jamón, Jamón, con los que mantenía una relación excepcional, conocieran el que, a su juicio y tal como expresó públicamente, era el auténtico' jamón, jamón'. Se suponía que el acto que se celebraba al margen del Festival de San Sebastián, sería el colofón al Año Bigas Luna, celebrado con motivo del décimo aniversario del fallecimiento del cineasta.

Ante el tenso momento, la hija de Bigas Luna no sabía dónde meterse y Javier Bardem le ha tranquilizado. «Estamos aquí por ti, por tu padre y por tu madre», le dijo. 

El emotivo discurso de Javier Bardem que reivindica la escucha frente al odio

Treinta años después de quedarse sin palabras al recoger su Concha de Plata al mejor actor en San Sebastián, Javier Bardem recibió ayer viernes el Premio Donostia reivindicando «la mirada» y «la escucha» en tiempos en que «es más fácil odiar». Bardem se lo dedicó especialmente a su pareja, Penélope Cruz, que le acompañó en la gala de inauguración del 72 Festival de San Sebastián, a sus hijos Leo y Luna y a su madre, Pilar Bardem, fallecida en el 2021.

«A una mujer a la que amo con la que he compartido mi vida y un agradecimiento muy hondo por el ser humano que eres y cómo realmente te responsabilizas de la vida, de la vida de tus hijos, de tu familia, de tu madre, de tus amigos, de la tuya, de la vida del arte, de la vida de otros, de muchos que desconoces, por los que sufres y a los que cuidas y por supuesto de la vida de este señor que está aquí diciéndote que te ama, que te quiere y que te lo agradece», aseguró mirando a la butaca donde estaba sentada una emocionada Penélope Cruz, junto a su madre, Encarna Sánchez. 

Vincent West | REUTERS

El premio, correspondiente a la edición del 2023 y que no pudo recoger debido a la huelga de actores en Hollywood, lo recibió de manos de su «maestro», el profesor de interpretación y director de teatro Juan Carlos Corazza y acompañado en el escenario por sus hermanos Mónica y Carlos Bardem. «Juan Carlos me enseña todos los días una lección humana, la importancia de respirar, sentir la planta de los pies, mirar y escuchar al otro, algo más importante que nunca, no sólo porque estamos rodeados de móviles y pantallas sino porque es más fácil odiar», señaló desde el escenario del Kursaal.

A él, que le ha acompañado en «casi todos» sus trabajos, dijo deber el haber descubierto la dificultad de hacer el trabajo de una manera «digna», desde «la verdad y la honestidad» y lejos de prejuicios, complejos, odios o rabias que «nos alejan de las personas».

Bardem, que asistió por primera vez al festival en 1993 para presentar Huevos de oro, agradeció a sus hermanos haberle cuidado cuando su madre no estaba porque tenía que trabajar y a sus hijos les pidió «que no se traicionen, que sean honestos consigo mismos y no hagan daño a nadie».

Carlos Bardem recordó que en aquella época se lo encontró un día reptando por el pasillo de su casa diciendo que era un gusano e intentando trabajar el aislamiento máximo. «Es un actor que va hacia el personaje, que desaparece, tiene una capacidad de crear al alcance de muy pocos intérpretes», subrayó su hermano.

Actor camaleónico y comprometido, referente internacional, Corazza destacó de él un amor a su oficio «igual de vivo» que cuando llegó con 20 años a sus clases, «lleno de entusiasmo y curiosidad». «Siempre quiere ir más allá, es inspiración para muchos, un referente internacional», subrayó del seis veces ganador del premio Goya como actor y del Oscar con No hay país para viejos.

Vincent West | REUTERS

La actriz Bárbara Goenaga, presentadora de la gala, recordó que su capacidad de transformación la demostró desde el principio en trabajos como Jamón, jamón, Huevos de oro o Perdita Durango, antes de que el Reinaldo Arenas de Antes que anochezca le abriera las puertas del mundo.

La gala estuvo aderezada por el humor de Andreu Buenafuente y Berto Romero que no dejaron escapar la oportunidad de poner alguna nota crítica mencionando la proliferación de apartamentos turísticos en la ciudad o el «empeño» del presidente Javier Milei en «silenciar al cine argentino». Entre los asistentes estuvieron la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el de Economía, Carlos Cuerpo y el de Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López. También se entregó el premio FIPRESCI de la crítica a Pobres criaturas de Yorgos Lanthimos.