La serie de Netflix impulsa la compra de la obra de García Márquez
29 dic 2024 . Actualizado a las 22:11 h.La discutida adaptación del libro Cien años de soledad como serie en la plataforma audiovisual Netflix ha hecho que la legendaria novela del narrador y premio nobel colombiano Gabriel García Márquez, Gabo, (1927-2014), vuelva a ser un objeto de deseo. La torrencial historia de los Buendía figura estos días como el libro más vendido en el apartado de ficción hispanoamericana de Amazon. Además, para hacerse con la edición ilustrada de Random House o con la de Debolsillo, habrá que esperar hasta que después de la llegada de los Reyes Magos se hayan repuesto, ya que en muchas librerías también se ha agotado debido a la alta demanda del título.
Transcurridos 57 años desde la publicación de esta gran novela, el relato angular del realismo mágico opera de nuevo su abracadabra para revitalizar el mágico universo literario de Macondo y la saga de los Buendía.
La novela cumbre del llamado bum latinoamericano, con la que el genial narrador colombiano y, más tarde, premio nobel de literatura se la jugó a todo o nada para salir de la ruina, ya era un enorme éxito de ventas. Ahora vive otro bum gracias a la citada serie de Netflix, dirigida al alimón por Rodrigo García Barcha —hijo de Gabo—, Álex García López y Laura Mora Ortega. Gabo se negó en vida a ceder los derechos para la adaptación de su relato al cine o la televisión, pero dejó las manos libres a sus herederos para que pudieran hacerlo si así lo deseaban cuando él ya no estuviera en este mundo. Y así fue.
La mítica novela es uno de los títulos imprescindibles de la literatura del siglo XX, y fue un éxito desde que vio la luz en Buenos Aires en el año 1967. Con una tirada inicial de 8.000 ejemplares, ha vendido más de 30 millones de copias en 35 idiomas. A pesar de su complejidad genealógica, la historia de los Aurelianos ha seducido a lectores de distintas generaciones y culturas. Es un libro ideal para regalar, pero no lo tendrán fácil quienes quieran hacerlo, dadas las dificultades para hacerse con un ejemplar tanto en las librerías españolas como en las de medio mundo.
Curiosamente, se trata de un libro que no empezó con buen pie. A mediados de los sesenta, el escritor se lo presentó a Carlos Barral, director de Seix Barral en Barcelona, que por aquel entonces se dedicaba a la literatura más arriesgada en lengua castellana. Su respuesta fue desalentadora: «Yo creo que esa novela no va a tener éxito. Yo creo que esa novela no sirve». Sin embargo, tras esa respuesta, García Márquez llamó a la puerta de la Editorial Sudamericana de Buenos Aires. Francisco Porrúa la recibió de un modo radicalmente diferente: «No se trataba de llegar al final para saber si la novela se podía publicar. La publicación ya estaba decidida con la primera línea, con el primer párrafo. Simplemente, comprendí lo que cualquier editor sensato hubiera comprendido en mi lugar: que se trataba de una obra excepcional», explicó en su momento.