Santi Isla: «Yo mismo soy el hombre de mi vida, me sigo descubriendo todos los días»

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Santiago Isla
Santiago Isla

El también músico y guionista publica con Círculo de Tiza su tercera novela. «No creo que venda libros por ser hijo de quien soy»

20 may 2025 . Actualizado a las 10:54 h.

En El hombre de mi vida (Círculo de Tiza), su tercera novela, Santiago Isla (Madrid, 1994) concilia frivolidad y tragedia, ironía y honestidad, para retratar con precisión quirúrgica y ternura a una juventud que vive al borde del colapso emocional. Escribe Isla reverberando momentos, soltando verdades incómodas, esas que nadie quiere oír, y poniendo en valor la amistad como último —único— salvavidas.

—Vivió en Galicia siete años. ¿La echa de menos?

—Es que no soy muy de echar de menos. A Galicia le tengo mucho cariño y siempre que voy me siento como en casa. Pero nunca estoy echando de menos lo que no tengo.

—¿Qué es «El hombre de mi vida»?

—Es una novela sobre la amistad. Realmente es la historia de dos personajes, Gabriel y Sofía, que, a través de las relaciones sentimentales de cada uno y su obsesión por encontrar el amor romántico, un amor casi mágico que va a resolver todos sus problemas, muestran su propia amistad, que en realidad es lo que los salva, el auténtico «amor de su vida», el ser amigos el uno del otro. Ese es el valor que quería poner sobre la mesa, el núcleo de la historia.

—El título sugiere, sin embargo, una historia de amor. ¿Era su intención jugar con esa ambigüedad?

—Claro, es una novela de contradicciones, y los personajes son muy contradictorios. Me gusta mucho la contradicción, me considero una persona contradictoria, como todas, vamos. Y precisamente ellos están atrapados en ese estar buscando todo el rato fuera al hombre de su vida, tanto ella como él, cuando en realidad lo son el uno del otro. Son el lugar al que vuelven y al que pertenecen, que es la amistad.

—Acaba de entrar en la treintena. ¿Por qué, justo ahora, escribir sobre este momento vital? ¿Se hace viejo?

—No, yo soy cero melancólico y, además, creo que vitalmente a los sitios no llegas, en los sitios estás. Yo estoy ahora mismo en los treinta, pero no miro hacia atrás con pena, pensando en la juventud perdida, no. Al revés, si acaso miro al futuro con ilusión.

—¿Qué encontró en Gabri y Sofía? ¿Qué cosas hay en ellos que no tiene usted?

—Me gustaría tener la ligereza de Sofía para según qué cosas de la vida, que siempre alivia. Creo que los dos personajes, al haber nacido de mí, por así decirlo, de mi pluma, tienen partes de mí inevitablemente. Entonces, tampoco los siento como ajenos; de alguna forma también son exploraciones de mi propia forma de ser.

—¿Qué duele más: que alguien no te quiera o que alguien te quiera mal?

—Qué difícil. Yo creo que, en el momento, te duele más que no te quieran, pero te recuperas muy fácil, porque es como quitarte una tirita de golpe. Que te quieran mal es una cosa que se va pudriendo poco a poco y de la que es difícil salir.

—¿Quién es o quién ha sido el hombre de su vida?

—Te diría que soy yo: yo soy el hombre de mi vida; me sigo descubriendo todos los días.

—Además de escritor, es músico y guionista. ¿Qué lo emociona ahora mismo como creador?

—Mi mayor inspiración siempre ha sido y sigue siendo la gente. Es lo que me emociona. Ahora que estoy unos días en Estados Unidos, por ejemplo, observar la sociedad americana, las diferencias con la española y su manera de conducirse por el mundo me estimula muchísimo.

«No creo que venda libros por ser hijo de»

La mirada sobre la clase social de los personajes de Isla —hijo del expresidente de Inditex Pablo Isla— es lúcida y nada cínica.

—¿Escribir desde dentro fue una forma de cuestionar ese mundo?

—En parte sí, por supuesto. No era mi intención hacer una crítica, pero sí es una mirada desde dentro, no es la de un paracaidista que de repente aterriza ahí. De hecho, te diría que de los libros que he escrito, para mí, este es el más tierno, en el sentido de que he intentado hacer un esfuerzo grande por comprender de verdad a todos los personajes y el mundo en el que se mueven. No es una sátira, insisto. Es simplemente hablar de un mundo que conozco, porque vivo en él.

—¿Cree que vende libros por ser hijo de quien es?

—Espero que no, la verdad. No, no lo creo, sinceramente. No creo que venda libros por ser hijo de. Podría vender acciones o algo así, pero libros sería más raro.

—¿Reivindica el derecho del niño bien a quejarse, a sentir una angustia real porque es suya?

—No es un libro reivindicativo. En este caso, Gabriel reflexiona sobre su propia vida, simplemente cuenta sus problemas y, como son suyos, le duelen. Y ya está.

—La historia transcurre en un escenario muy concreto. ¿Cree que podría haberse contado igual en Buenos Aires, París o México?

—Si soy buen escritor, sí. Porque lo de la ubicación es lo de menos. Sí, 100 %. Siempre se dice eso de que, si quieres una historia universal, escribe de tu pueblo. El espacio en el que se mueven los personajes importa, pero hasta cierto punto.