El rescate del legado político de Thomas Mann

r. zuleta BERLÍN / EFE

CULTURA

CSU Archives / Courtesy Everett Collection | Cordon Press

Ayer se cumplieron 70 años de la muerte del escritor alemán

13 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El 12 de agosto de 1955 —hizo ayer 70 años— murió en Zúrich (Suiza) Thomas Mann (Lubeca, Alemania, 1875), dejando una obra literaria marcada por las contradicciones de la primera mitad del siglo XX e incluso algunas, anticipadas, de los años por venir. Su biografía está atravesada por éxitos, pero también por desastres: luchas internas y batallas, tanto culturales como políticas.

Con motivo de esta efeméride —y en el año que además se cumplen 150 años de su nacimiento— han proliferado actos, exposiciones y publicaciones que recuerdan a uno de los escritores más representativos de la literatura europea, y lo hacen centrándose, principalmente, en dos temas: su homosexualidad —a ella vuelve Tilmann Lahme en Thomas Mann, Ein Leben, analizando su correspondencia con su amigo de juventud, Otto Grautoff— y su lucha política, en concreto el papel que asumió a partir de 1936 como opositor del nacionalsocialismo desde el exilio.

El director de la Sociedad Thomas Mann, Hans Wisskirchen, ha publicado un estudio en que, paralelamente, ausculta la vida y obra del autor de La montaña mágica con la de su hermano Heinrich, autor de El súbdito, una novela publicada en 1918 que para muchos anticipa lo que más tarde sería el nazismo. Los dos, sostiene Wisskirchen, solo conocieron la democracia como algo amenazado y cuestionado, lo que, según él, en momentos de tendencias autocráticas puede arrojar luces sobre nuestro presente.

Dos cosas preocupaban especialmente a Mann: el deterioro de la democracia en EE.UU. y que el fervor anticomunista desatase una guerra atómica. En todo caso, sus años finales estuvieron marcados por la melancolía, a ratos compensada por cierta vanidad al constatar que su obra tendía a la unidad y la continuidad,