El campeón coruñés de kickboxing dejará definitivamente los rings en abril en una velada para la que el músico Toñito de Poi ha compuesto la sintonía
15 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.?na despedida cruzará de nuevo los caminos del más outsider de los deportistas gallegos y del más outsider de los músicos de esta esquina atlántica. Manolo Planas, campeón mundial de kickboxing en 1999, se bajará definitivamente del ring en abril; Toñito de Poi, guitarrista de los Heredeiros da Crus, guionista, actor y artista poliédrico, le ha compuesto una contundente sintonía para decirle adiós en su último combate. «Tengo 34 años y muchas lesiones mal curadas; ahora estoy bien, y quiero dejarlo aquí, no jugarme la vida sin sentido», dice Planas, a un par de meses de su retirada. El púgil coruñés pretendía volver a pelear este año, después de varios meses de inactividad, e incluso estudiaba la posibilidad de reconquistar un título mundial de kickboxing que durante años le ha sido casi propio. Pero la realidad le pudo: viajó a Holanda a firmar un contrato, y la promotora sólo le ofreció combates aislados, nada seguro, nada atractivo. Planas resolvió poner fin a su carrera con una velada boxística que se llevará a cabo en abril en el Coliseo de A Coruña, y en la que reunirá a amigos del deporte, del audiovisual -«tendré que hablar con [Xosé Ramón] Gayoso [presentador del Luar de TVG], que es amigo», dice- y de la música. Ahí es donde entra en juego Toñito de Poi. Inmerso en la grabación del nuevo disco de su grupo, los festivos Heredeiros da Crus, el músico de Ribeira recibió el encargo de Planas de componer una sintonía para acompañar su entrada en el ring, al más puro estilo Rocky. «Sé que Toñito vale para eso, porque ama el boxeo», asegura el luchador coruñés. «Tiña que ser unha cousa potentísima, porque os outros boxeadores utilizan música de AC/DC e cousas así», explica De Poi, que mezclará y masterizará el trabajo esta semana. Planas ya lo ha escuchado, y parece encantado. Pero ¿cómo se cruzaron los caminos de un luchador de kickboxing de A Coruña y un revoltoso guitarrista del Barbanza? «Coincidimos na gravación dunha curtametraxe, Herbón killers, na que eu facía dun boxeador de Herbón que quería ser coma Mike Tyson, porque Tyson é de "Er Bronx"», bromea Toñito de Poi. En la cinta, Planas, que enseñó al actor los rudimentos de su deporte, es el pobre sparring con el que se ceba el protagonista. La relación entre ambos ha sido bien curiosa en los últimos años: juntos actuaron en una gala de los premios del audiovisual gallego; juntos homenajearon al fallecido boxeador arousano Pantera Rodríguez, el más mítico de los púgiles gallegos, en un espectáculo organizado en abril del 2000 en Vilagarcía; y juntos acudieron al combate en el que Planas se convirtió en campeón mundial de kickboxing por primera vez en su carrera, en julio del año 1999. Toñito fue entonces el encargado de presentar al luchador en la noche más importante de su vida. «Él siempre me ha traído suerte», asegura Planas. «Creo que aquelo saíu ata en Eurosport», sonríe De Poi. Encaje de bolillos La idea de dejarlo llevaba varios años rondando la cabeza de Manolo Planas. Su deporte, lo más alejado del encaje de bolillos que uno pueda imaginarse, acaba cobrando factura física a quienes lo practican. De hecho, el campeón coruñés ya había pasado año y medio en blanco entre el 2002 y el 2003. En agosto del año pasado todavía tuvo arrestos para derrotar al Eval The Demon Delton -el nombre lo dice todo- en el Palacio de Deportes herculino. «Es triste marcharse ahora. Querría haber conseguido siete u ocho combates más», se lamenta Planas, para quien el disgusto de la despedida será menor gracias a la canción que lo envolverá en su pelea definitiva. Toñito de Poi desvela parte de la letra del tema, en el que una voz habla de cómo «chegaron os corruptos, os políticos, e envelenárono todo» y anima al púgil con guitarras aceradas y un «dálle Planas, dálle, loita ata a morte» que retuerce las entrañas. «É unha obertura bestial», avanza el músico, sin un atisbo de ironía. El protagonista de la letra va un poco más allá, y dispara, ahuecando la voz: «Es un rock acojonante».