Tras el aluvión de Óscar Freire, llegó la victoria de otro clásico, el alemán Erik Zabel. El velocista se impuso en el esprint de Zaragoza en otra jornada que incluyó una fuga abortada y que estuvo marcada por las caídas. El peor parado fue el belga Roesems (Predictor), que tuvo que ser evacuado en ambulancia.
El pelotón no disimula los nervios en estas jornadas de transición en la que la meta final puede ser el suelo. «Llevo zafándome de las caídas desde Santiago. De hecho, hoy me han tocado. Se veía venir la montonera. Esto es un agobio constante. Delante no cabe tanta gente», señala Ezequiel Mosquera. «A mí también me tocó vivir el incidente de cerca, de hecho tuve que ponerle encima el pie a otro ciclista para no irme al suelo», añade David García. «Non houbo vento lateral, pero outra vez foi unha xornada de tensión», explica Gustavo Domínguez.
El que abandonó el martirio que era para él esta Vuelta es Alberto Fernández de la Puebla, del Saunier. Sufría fuertes dolores en su rodilla derecha y le habían dado diez puntos en la barbilla después de la caída de Luarca. Fue demasiado.