Carlos Sastre culmina su sueño en París

Agencias

DEPORTES

Cumplió el trámite de la última jornada y logró el tercer Tour consecutivo para el ciclismo español

28 jul 2008 . Actualizado a las 16:36 h.

Carlos Sastre cumplió ayer en los Campos Elíseos el sueño de su vida. Se proclamó vencedor del Tour, el séptimo emperador de la dinastía española en la carrera francesa. Cumplió con el trámite de la última etapa disputada entre Etampes y París, con un recorrido de 143 kilómetros y se subió a lo más alto del podio. Como en la anterior edición, el escalador logró derrotar al contrarrelojista. Tanto Alberto Contador en el 2007 como Sastre en el 2008 resistieron en la última crono ante un Cadel Evans que digiere mal la presión. Evans ocupó de nuevo el segundo peldaño y el austríaco Berhnard Kohl, la sorpresa de la carrera, celebró su tercer puesto y su victoria en la clasificación de la montaña.

El Tour habla español por tercer año consecutivo y con nombre diferente, una situación que no ocurría en la grande boucle desde los años cincuenta, cuando encadenaron victorias los franceses Louison Bobet, Roger Walkowiak y Jacques Anquetil.

Sastre se une a la línea sucesoria de campeones españoles. Un camino de éxitos que abrió Federico Martín Bahamontes en 1959 y que siguieron Luis Ocaña (1973), Pedro Delgado (1988), Miguel Indurain (1991-1995), Óscar Pereiro (2006) y Alberto Contador (2007).

La fiesta se completó con el maillot verde de Óscar Freire. Y al botín del ciclismo español hay que añadir cuatro triunfos de etapa: Alejandro Valverde en Plumelec, Luis León Sánchez en Aurillac, Freire en Digne les Bains y Sastre en el Alpe D'Huez, el lugar en el que el ganador vistió el maillot amarillo. Además, Samuel Sánchez acabó séptimo en la general y Valverde el noveno, este último de nuevo alejado de su objetivo de luchar por el podio.

La etapa fue todo un despliegue de buen ambiente en el pelotón, que dedicó todo tipo de gestos amables al campeón español. No faltaron las fotos junto al maillot amarillo, el brindis con champán y, sobre todo, las charlas distendidas. Sastre y Freire, que coincidirán en los Juegos, hablaron como si hiciera diez años que no se veían. Otros corredores optaron por ponerse lo cascos de los motoristas.

El ambiente se mantuvo al paso por Chatenay Malabry, sede del laboratorio antidopaje más célebre en Francia, pero todo fue llegar a los Campos Eliseos y cambiar el decorado. Iván Gutiérrez y Xavier Florencio pusieron el pelotón en fila, luego Carlos Barredo y el francés Vogondy, pero siempre bajo control de los equipos interesados en la llegada masiva.

Se cumplió el guión y se completó el paseo triunfal del líder. Atrás quedaron días de angustia para el ciclismo, como el del positivo de Riccardo Ricco o el de la brutal caída de Óscar Pereiro, que esta vez no pudo llegar a París. Ayer fue el día de fiesta. La de Sastre, la de los sueños que se cumplen.