Cadel Evans, que perdió más de dos minutos y medio, fue el peor parado del grupo de favoritos
08 jul 2009 . Actualizado a las 17:19 h.La multitud de Montpellier solo tuvo ojos para Lance Armstrong. Ni siquiera el actor Ben Stiller, amigo del corredor, que siguió la contrarreloj, concitó su interés. Armstrong es el hombre. Aunque no pudiera vestirse de amarillo por 22 centésimas de segundo. Tuvo el liderato a tiro en la crono por equipos de 39 kilómetros, pero Fabian Cancellara se mantiene en la cima de la general por menos de un suspiro.
Astana barrió. Con Armstrong como jefe. Y detrás de él aparece Alberto Contador. Los demás parecen no importar. Cuando llegó al autobús de su equipo, el estadounidense esperó a los cinco compañeros que habían entrado con él en la meta. Abrazó a Popovych, a Zubeldia y Leipheimer. Dio la mano a Contador, todo un gesto. Kloden y Paulinho llegaron más tarde y también recibieron el cariño del jefe. Por si quedaba alguna duda, en Astana manda Armstrong. Al menos, actúa como el líder.
Johan Bruyneel conquistó ayer su cuarta victoria como director en una etapa de estas características. Haimar Zubeldia llegó a la meta vacío, pero con un objetivo cumplido: «Por fin he ganado una etapa en el Tour». Explicaba, lanzando bocanadas en busca de aire, que en los últimos kilómetros venían a 70 por hora. «Ni siquiera he podido dar pedaladas. Se ha hecho muy duro. Hay que seguir a esta gente y darle relevos. ¡Vaya manera de rodar!», exclamó.
Tras cuatro etapas, el desbarajuste de la general es llamativo. La organización del Tour se lo pensará mucho antes de volver a programar una crono por equipos con tiempos reales. El Astana ha metido a cuatro corredores entre los cinco mejores. Contador cuenta con ventajas importantes sobre todos los rivales. Andy Schleck se encuentra a 1 minuto y 22 segundos. Carlos Sastre ya pierde 2 minutos y 25 segundos. Pero los peor parados son Cadel Evans y Denis Menchov. El australiano, tras 438 kilómetros de carrera, cede 2.40. Y el ruso se ha dejado ya 3.33. La operación de limpieza realizada por el Astana es espectacular. La jornada de ayer hizo más daño que muchas etapas de montaña y que la contrarreloj individual.
Los tiempos reales sirven para sacar otras conclusiones. Hablan también de un bloque muy potente en el Caisse d'Epargne. Y también del excelente rendimiento de Euskaltel.
Pero solo hay una formación que ha ganado, el Astana, y otra que ha mitigado los efectos del huracán azul, el Saxo Bank. Las demás, en mayor o menor medida, han salido bastante perjudicadas. Y el equipo de Bruyneel no está solo en el Tour. Tiene buenos amigos, como el Columbia, y encontrará más cuando tenga que empezar a repartir etapas.
Bruyneel tiene las llaves
Contador deberá controlar el desgaste mental y físico derivado de su convivencia con Armstrong para hacer daño de verdad. Pero el Astana decide. Puede dormir la carrera, evitar endurecerla, y favorecer de esa manera la forma de correr del americano, menos explosivo que el ciclista español. Bruyneel tiene las llaves del Tour.