Lolo Penas marcó el ritmo del maratón de Madrid durante 10 kilómetros para que después Cherogony batiese el récord
26 abr 2010 . Actualizado a las 02:20 h.El mundo del atletismo está acostumbrado a ver a los africanos ejerciendo de liebres para que los atletas del viejo continente consigan sus marcas. Pero no tanto a que un blanco, gallego para más señas, impulse a un pelotón de negros hacia el récord de la prueba en el maratón de Madrid. Lo hizo ayer el coruñés Lolo Penas, que mandó en la carrera hasta el kilómetro 10 como le había indicado la organización. A cambio, recibirá una recompensa económica cuya cuantía por el momento desconoce. Al fin y al cabo, su entrenador tenía programado un entrenamiento largo y duro para la jornada de ayer. Que mejor que hacerlo ante miles de personas, por las principales arterias de Madrid y por delante de un buen ramillete de africanos.
Era la segunda vez que el mundialista en 10.000 metros ejercía de liebre en el maratón de Madrid y después del ensayo del año pasado, ayer cumplió todos los preceptos que le había encomendado su mánager, Manuel Ángel Mostaza, y organizador del evento. «Me pidió que marcara un ritmo de 3.05 minutos el kilómetro durante los diez primeros kilómetros para lanzar la carrera y así lo hice. La cosa salió bien, porque al final se batió el récord de la prueba que era uno de los objetivos, además en un día de mucho calor para un maratón». Treinta y dos kilómetros después de dejar la carrera lanzada entró en la línea de meta el keniata Thomspon Cherogony con un tiempo de 2h 11m 27s.
Sincronización
El año pasado el coruñés había dejado muy tocados a los africanos, que apenas le habían podido seguir el ritmo, pero en esta ocasión apenas hubo desajustes. «Tenía que controlar que la salida no fuera ni muy lenta ni muy rápida, y en esta ocasión todo salió sincronizado. Hubo un pequeño desajuste en una subida, pero entre el kilómetro 7 y el 10 era bajada y ahí ya se produjo el reagrupamiento de todos los buenos que al final se disputaron la carrera», recordó el atleta gallego. De haber participado en el 10.000 que ganó Gebrselassie hubiese entrado en la tercera posición. Pero él iba por otro camino.
Penas Blanco echó el pie a tierra a los diez kilómetros como estaba estipulado. Hasta ese momento protagonizó una estampa nada habitual en un maratón. Un blanco por delante «algo que ya no coge de sorpresa a nadie porque todos sabían que yo era la primera liebre. El público tampoco se extrañó porque ya lo hice el año pasado».
Madrugón por media hora
En ese momento, 30 minutos después de comenzar la carrera finalizó su jornada laboral, que había comenzado a las seis menos cuarto de la madrugada. «En mi vida me había levantado tan temprano para competir, pero tenía que desayunar, ir al punto de encuentro del autobús y después llegar a la salida». Se le hizo extraño, porque en la pista está acostumbrado a competir a partir de las ocho de la tarde y las populares que tanto ha pateado nunca comienzan hasta las once de la mañana.
Penas se fue a casa sin saber el dinero que cobrará por su contribución al récord «pero Mostaza es mi mánager y seguro que no me engañará», ironiza. El curso pasado se sacó un buen pellizco para un día de trabajo.
Funcionario de prisiones, tampoco el dinero era el motivo principal que le llevó a ejercer de liebre. Su hoja de ruta marcaba un día duro de entrenamiento y así lo hizo. «Para mí fue como una sesión normal, a un ritmo vivo durante 10 kilómetros. Qué mejor que hacer un entrenamiento rodeado de buenos atletas», comentó.
Lolo se encuentra en una fase de la temporada en la que quiere acumular trabajo para explotar en verano. Su gran objetivo es conseguir el pasaporte para el 10.000 del Europeo. Sabe que alcanzará la mínima, pero no será el único y se tendrá que disputar la plaza a mediados del mes de julio en el nacional de Avilés. Para llegar al día D en las condiciones óptimas debe superar test como el de ayer en las calles de Madrid. Marcar el ritmo para que los africanos al final sonrían felices.