El portero coruñés fue el héroe del ascenso de la Ponferradina a Segunda y protagonista de las arengas de la afición berciana
25 may 2010 . Actualizado a las 02:19 h.La Ponferradina lo tenía claro. Para tumbar al campeón del grupo tercero, el Sant Andreu presidido por Joan Gaspart, hacía falta algo más que mucho fútbol, que lo había en el cuadro berciano. Había que echarse a las trincheras balompédicas. «La misión es ascender», recordaba la federación de peñas en un original cartel motivador en el que un gallego era el protagonista: el guardameta coruñés Ian Mackay.
«Salvar al soldado Ian», remedo del cartel promocional de la película dirigida por Steven Spielberg en 1998, cuando Mackay tenía solo dos años de edad. Ahora, con veinticuatro, se ha convertido en el héroe del ascenso de la Deportiva a la categoría de plata (donde solo había estado antes en la temporada 2006-2007) deteniendo el penalti decisivo que desempataba una eliminatoria a doble partido contra el Sant Andreu barcelonés, que ayer se quejaba de la actuación arbitral en su página oficial de Internet. Pero lo cierto es que el decimoctavo lanzamiento lo ejecutó Tarradelas y lo atajó Ian Mackay.
Sin embargo, lo de este coruñés de sangre escocesa no fue mérito de un solo día. Allá por el mes de marzo, era el guardameta menos goleado de las tres primeras categorías del fútbol español. Diez goles en veinte partidos. El coruñés atribuía por aquel entonces buena parte del mérito propio a sus defensas habituales. Cuatro de ellos (David Malo, Pepe Alcaide, Jano y Candela) también son referidos en el póster «Salvar al soldado Ian».
Fichaje tardío
Mackay llegó el 23 de julio junto a Nino (Villarreal B) y Yuri de Souza (Pontevedra). En su mochila cargaba con una agitada trayectoria deportiva repleta de sacudidas y estadísticas excelentes en las mismas dosis. No es que el gallego se hiciese de rogar en su firma con el equipo leonés. No había podido hacerlo antes porque pertenecía al Ciudad de Santiago, un club que se negaba a dejarlo libre a pesar de adeudarle su sueldo y que terminó por desaparecer a causa de los impagos.
A finales de esa temporada, la 2008-2009, Ian Mackay fue el protagonista de un concurso de porteros organizado por el ex guardameta Sánchez Broto y cuyo premio consistía en un contrato profesional con el Málaga, un patrocinio de una marca de material deportivo y asesoramiento y representación durante un año.
El gallego no pudo gozar de su merecido premio porque el Ciudad de Santiago le exigía que renunciase al dinero que le adeudaba (más el año que le quedaba de contrato) para concederle la carta de libertad. Tampoco pudo, por ello, aceptar las ofertas que le llegaban de Segunda División, y que terminaron por diluirse con el paso de las semanas.
Ayer era uno de los que se pasearon por las calles de Ponferrada en una caravana que recibió los vítores de aficionados y representantes de organismos públicos.