El sueño del ascenso tocó a su fin para el Pontevedra

Xabier Otero ALCORCÓN/LA VOZ.

DEPORTES

07 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El sueño del ascenso del Pontevedra tocó a su fin en Alcorcón en un partido mediatizado por el penalti y la expulsión de Vázquez a la media hora. La segunda parte, tras el 2-0 al filo del descanso, sobró.

El partido tuvo un arranque eléctrico, con un Pontevedra que en apenas cinco minutos dispuso de tres ocasiones para abrir el marcador. La más clara la fabricó Iván Carril, con un pase de cabeza que dejó solo a Espadas delante de Juanma. El delantero granate no pudo precisar su vaselina. Unos segundos más tarde era Gerardo el que se colaba hasta la frontal, pero su disparo se fue alto. Iván Malón puso a prueba al portero amarillo con un centro chut envenenado. El asedio granate era total y eso quedó patente con un libre directo de Iván Carril que rozó el larguero y un zambombazo de Carlos Padín al que respondió Juanma con una gran parada.

El Alcorcón se sacudió la presión granate al cuarto de hora, pero fue incapaz de generar sensación de peligro. La única llegada digna de destacar hasta entonces había sido un centro que le golpeó en la mano a Iván Malón de forma involuntaria. El árbitro acertó al dejar seguir el juego. Pero a la media hora sancionó con pena máxima una caída de Borja Gómez y mostró la roja directa a Vázquez. El gol de Mora puso la eliminatoria imposible. La jugada se produjo con Iban Espadas tirado en el terreno de juego, sin que los locales echaron el balón fuera.

El colegiado compensó a los 40 minutos al no pitar penalti en una zancadilla de Pendín sobre Nagore, pero dos después volvió a equivocarse al no señalar otro en el área contraria en una carga ilegal sobre el propio Dani Pendín cuando se disponía a rematar solo de cabeza. Juanma estaba vendido. Y lo que es el fútbol de lo que pudo ser el empate se pasó a la sentencia con el segundo gol de Mora de falta.

El bigoleador amarillo tuvo el hat trick en sus botas en la reanudación, pero pecó de excesiva generosidad y su pase a David Sanz lo atrapó Orlando Quintana. El Pontevedra había sobrevivido al primer match ball , pero no iba a aguantar mucho más porque estaba noqueado.

El Alcorcón aprovechó el desconcierto para campar a su anchas. Orlando Quintana evitó luego la goleada con dos buenas paradas y Vara perdonó el 3-0 antes de cerrar el resultado.?

Quejas de Pablo Alfaro

El entrenador del Pontevedra, Pablo Alfaro, se mostró molesto por la labor del colegiado. «Un árbitro no puede ser un pistolero. Para eso no hace falta ser bueno ni valiente», dijo. Además de calificarlo de «injusto y cobarde», Alfaro indicó que sus jugadores se quejaron porque el colegiado se había dirigido a ellos de forma despectiva y con insultos.