Libertad, soltura y algo de Seve

Manuel Piñero

DEPORTES

21 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Tiene algo Rory McIlroy que lo hace diferente. Ya desde que empezó, se vio que juega al viejo estilo, con una soltura excepcional. Aunque su swing sea distinto y no ponga tanta pasión en el campo, evoca a Severiano Ballesteros. Transmite menos, pero tiene esa fluidez y atrevimiento que no le ponen otros. Hay una diferencia abismal respecto a otro tipo de jóvenes. Vale la pena pagar por verlo. Y, además, por lo que sé de amigos norirlandeses, se trata de un chico muy sencillo y con los pies en el suelo, donde esperemos que los mantenga.

Igual que cortaría un filete con cuchillo y tenedor, juega al golf. Con toda naturalidad. No tiene que pensar para nada. Da sensación de libertad por sus movimientos y su juego, sin ataduras en su swing, sin amaneramientos que vemos en otros jóvenes, quizás aturdidos por tantos gurús y psicólogos que frenan que explote su talento natural Se trata de un deportista completo, domina todos los golpes y facetas.

La forma como perdió el Masters no le afectó durante el US Open. Quitarse tan joven la presión, y de esa manera, dice que estamos ante un golfista que marcará una época. Esa recuperación da mucha más importancia a su éxito. Los comentarios de los americanos, cuyo golf atraviesa un momento delicado, y que acaban de ver de nuevo el dominio de los extranjeros en su terreno, giraban alrededor de que le afectaría la presión. «Veremos si aguanta», escuchamos. McIlroy demostró que su última ronda de Augusta solo fue un accidente.

Su impacto también será muy positivo en los jóvenes, que suelen imitar a los líderes. Se fijarán en un jugador con un estilo que parecía que ya no se llevaba. Pero, en realidad, su forma única de interpretar el juego no pasa nunca de moda. McIlroy le va a venir muy bien al golf. El norirlandés da un paso al frente dentro de una generación de buenos jugadores que está llegando. Saldrán más orientales y europeos. Los próximos meses se presentan apasionantes.