La primera cita pirenaica, como era de esperar, no ha significado mucho para la clasificación general. Samuel Sánchez, sin un demarraje claro, fue sacando ventaja hasta ganar su primera etapa en el Tour de Francia. Entre Alberto Contador y Andy Schleck solo ha habido tanteo, tal vez porque el corredor luxemburgués esperaba un contraataque después de la arrancada de su hermano para atacar luego él. Pero nadie salió por Frank y con lo sacado en meta pasa a ser algo más que un gregario del menor.
Alberto se quedó con su gran rial, y con ellos Ivan Basso, Cadel Evans -muy generoso, ya está bien de que en España se le acuse de chuparruedas- y Damiano Cunego. El momento malo del ciclista madrileño no se vio en pantalla, menuda sorpresa para todos cuando no lo vimos con el resto en la recta final. Aunque quede mucho Tour, es mal síntoma. Y peor pinta tiene lo de su equipo, ya que sin haber tenido que tirar ni en la jornada de hoy ni en etapas anteriores, sus gregarios no pudieron estar con él en el momento de la verdad. Cierto es que a falta de cinco kilómetros ya te las arreglas solo, pero no quiero ni pensar qué pasaría si en otras etapas tienen que tirar para anular escapadas o para llevar el ritmo si Alberto fuese de amarillo. Hoy se supone que será día de escapada; y el sábado, segundo asalto entre los jefes de filas.