El equipo azulgrana vuelve al lugar donde empezó su ciclo mágico con el famoso gol de Iniesta
18 abr 2012 . Actualizado a las 18:06 h.No suele caracterizarse el director deportivo del Barcelona, Andoni Zubizarreta, por transmitir mensajes muy sonados. Lo suyo es trabajar en silencio para intentar darle a Pep Guardiola lo que pide sin irritar demasiado a Sandro Rosell. Por eso hay que reconocerle al vasco que estuvo muy atinado en Londres en el momento de valorar esta semana de vértigo en la que el Barça se juega todo en la semifinal europea ante el Chelsea y el clásico liguero contra el Madrid. «¿Que llega el momento duro?», se preguntó ante la insistencia periodística.
Y se respondió a sí mismo con un entusiasmo poco habitual en un rostro nada expresivo: «¡Pero si es lo mejor del año! Lo peor es ver estos partidos en la tele sin poder disputarlos». Y como el Madrid tampoco los ve por la tele y no hay indirecta posible, Zubizarreta quedó de maravilla. El Barça afronta lo mejor de una gran temporada en la que ya ha ganado Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundial de clubes. Los jugadores de Pep Guardiola «están mentalizados para este tipo de situaciones, están preparados», como dice Zubizarreta, pero el examen de verdad lo redacta el Chelsea, un equipo con hambre de éxitos en Europa y ánimo de venganza hacia el Barça.
Nadie olvida en Stamford Bridge lo sucedido en la vuelta de la semifinal de la Liga de Campeones 2008-09, cuando el gol de Iniesta en el minuto 92 (1-1) clasificó al equipo azulgrana para la final y provocó la crispación enorme de jugadores y aficionados blues, que reclamaron hasta cuatro penaltis al colegiado noruego Tom Henning Ovrebo, quien ha reconocido recientemente que periódicamente todavía recibe amenazas de muerte por aquello. Si alguien andaba flojo de memoria, Jose Mourinho se encargó el año pasado de rescatar aquel arbitraje en su famosa rueda de prensa de los «¿por qués?». Y eso que él ya no entrenaba al Chelsea, que entonces estaba en manos de un Guus Hiddink que con 1-0 en el marcador y con uno más en el campo desde el minuto 60 encerró a su equipo de forma descarada en su parcela.
Ovrebo expulsó de forma rigurosa a Abidal por un tropezón con Anelka, pero de aquello no se acordó Mourinho, como tampoco nadie citó el arbitraje en la ida del alemán Wolfgang Stark, capaz de sacar de sus casillas a Iniesta, quien le reclamó dos penaltis y la expulsión de Ballack. Valga el ejemplo para recordar que los pulsos entre Barça y Chelsea siempre tuvieron polémica. En Stamford Bridge se han visto las caras cinco veces, con tres victorias del conjunto inglés, una del catalán y un empate. En la temporada 2004-05, en octavos, Collina concedió el 4-2 definitivo de Terry mientras Carvalho agarraba a Valdés en la línea de gol. Mourinho, ya entrenador a sueldo de Abramovich, nunca ha hablado de eso. En la 2005-06, el Barça ganó 1-2 al Chelsea camino de París en un partido marcado por la expulsión de Del Horno, que intentó enviar a Messi al Támesis sin fortuna, aunque pagó por una intención que vio todo el mundo excepto Mourinho. Fue el año de otra de sus frases célebres: «Messi ha hecho teatro del bueno».
Curiosamente, en los cuartos de final de la temporada 1999-2000, sin polémicas por el papel secundario de Mourinho... en el Barça, se enfrentaron como jugadores los dos actuales entrenadores, Di Matteo y Guardiola, con 3-1 en la ida en Londres y 5-1 en una vuelta con prórroga en el Camp Nou. Y no debería sorprender que se hablara de Mourinho antes de un Chelsea-Barça porque hace apenas un par de meses se coreó su nombre en Stamford Bridge en plena crisis del equipo londinense, con Villas-Boas a punto de ser despedido y Roberto di Matteo preparado para coger las riendas. Con el italiano le han ido mejor las cosas al Chelsea en general y a Fernando Torres en particular. Sin haber recuperado todo su olfato de gol, sí ha vuelto a sentirse importante, aunque el jugador que lo ha cambiado todo es Mata, en su mejor momento deportivo. El tercer español, el joven catalán y ex azulgrana Oriol Romeu, es el que peor lleva el cambio de técnico. De titular en los inicios de Villas-Boas ha pasado a la grada con Di Matteo.
Es evidente que en el Chelsea vuelve a mandar la vieja guardia, los Terry, Lampard y Drogba, aunque rezan para que uno de los nuevos, el central David Luiz, se recupere. De momento es duda y Gary Cahill, de menor calidad, sería su sustituto. El Barça también llega al pulso en su mejor momento, con 14 victorias y 1 empate en los últimos 15 partidos disputados, de la mano de un Messi en estado de gracia, aunque con un maleficio personal: nunca le ha marcado al Chelsea en seis enfrentamientos. Suya fue la asistencia a Iniesta en el 2009, pero al insaciable argentino seguro que le sabe a poco. Con las bajas de Villa, Fontàs y Abidal, el Barça tendrá que medir su contundencia defensiva, pues Puyol y Mascherano, fijos en la zaga, están apercibidos de sanción y podrían perderse la vuelta. Adivinar si Guardiola jugará con un 3-4-3 o un 4-3-3 es complicado. El once, especialmente los acompañantes de Messi en ataque, es una quimera, aunque se intuye que el de Santpedor reforzará la media utilizando a Iniesta de falso extremo. El de Fuentealbilla abrió la etapa más dorada en la historia del Barça con aquel remate a la escuadra de Cech. Y el equipo azulgrana no quiere cerrar esa era.
Alineaciones probables:
Chelsea: Cech; Ivanovic, Terry, Cahill, Ashley Cole; Obi Mikel, Lampard; Ramires, Mata, Kalou; Torres o Drogba.
Barça: Valdés; Alves, Mascherano, Piqué, Puyol; Xavi, Busquets, Cesc; Alexis, Messi e Iniesta.
Árbitro: Felix Brych (Alemania).
Estadio: Stamford Bridge.