
Si alguien sueña con batir el récord de medallas olímpicas conquistadas por un atleta en la historia, va a tener que esforzarse mucho. Michael Phelps sumó ayer a su cuenta particular la presea número 20, y esta vez, sí fue de oro. Venció en la final de los 200 metros estilos en otro de los duelos que estos juegos le deparaban con Ryan Lochte. Si en la cita inaugural el neoyorquino le ganó el pulso, ayer al de Baltimore le sobraron centésimas. Fue superior a su compatriota, aunque cierto es que no competían en igualdad de condiciones.
Media hora antes de zambullirse codo con codo con Phelps en la final de 200 estilos, Lochte se había llevado una decepción. Y de las gordas. Había perdido la final de los 200 espalda, una de sus favoritas, colgándose una proletaria medalla de bronce. Nadó en 1.53:94, un tiempo que en Pekín le dio el oro y el récord olímpico, pero que ayer resultó insuficiente. El también americano Tyler Clary establecía una nueva marca al tocar la placa en 1.53:41, y el japonés Ryosuke Irie era plata con 1.53:78.
El desenlace fue un revés para Lochte, que había liderado los tiempos hasta los últimos 50 metros. Luego, fue como si su cuerpo dijese basta. Estaba fundido y sus rivales le ganaban terreno. Como en la final de los 4x100 estilos frente a Agnel. Fue un golpe moral y físico del que se recompuso dignamente. Debatirle el oro a Phelps y colgarse la plata no era tarea sencilla.
Dominio del tiburón
Michael Phelps era favorito para llevarse la victoria en los 200 estilos, y más todavía tras el fiasco de su gran rival. El de Baltimore consiguió el oro en Atenas, lo repitió en Pekín, y anoche, con un crono de 1.54:27, se convirtió en tricampeón de la especialidad.
El americano le puso ganas. Quería su primer oro individual en estos juegos, así que salió mordiendo. Desde el inicio apabulló, y tras los primeros 50 metros ya aventajaba en 16 centésimas a Lochte. En la posta de espalda, en la que su compatriota podía recortar distancias, el de Baltimore incluso amenazó con marcar un nuevo récord del mundo. Lideraba con mano de hierro, y en el tercer largo amplió hasta 70 centésimas el margen que tenía con Pereira, que era segundo. La última posta fue para certificar el éxito.
Los protagonistas de Pekín se repartían de nuevo el podio, aunque esta vez Lochte, con 1.54:90, le ganaba la partida al húngaro Laslo Cseh (1.56:22). La de ayer fue una de las últimas oportunidades de ver a Phelps en lo más alto del Olimpo.