El brasileño supera por segunda vez esta temporada en la clasificación a Fernando Alonso y demuestra que se mantiene en buen estado de forma
23 mar 2013 . Actualizado a las 20:26 h.La espléndida sonrisa que mostraba este sábado Felipe Massa mientras se pesaba, nada más conseguir el segundo puesto en la clasificación del GP de Malasia, delataba el eufórico momento que atraviesa. El piloto brasileño suma las dos sesiones sabatinas de esta temporada por victorias sobre su compañero Fernando Alonso y, más allá de la posible sorpresa que eso genera en la afición y en los propios contendientes, significa que el paulista ha recuperado la confianza para discutirle el inamovible trono de primer piloto al español. Intentará dar argumentos a la directiva de Ferrari para que se lo replanteen.
Massa ha pasado un auténtico calvario en las últimas temporadas. El incidente con la tuerca del BrawnGP de Rubens Barrichello en los entrenamientos del GP de Hungría del 2009, que casi le cuesta la vida, le dejó secuelas. Más allá de las físicas, que le acompañarán siempre en forma de cicatriz, mentalmente nunca volvió a ser el mismo. Perdió esa competitividad que le llevó a disputarle el título del 2008 a Lewis Hamilton hasta la última curva del último gran premio. De hecho, aquella fue hasta el momento su última victoria, ante la enfervorecida «torcida» brasileña.
La temporada del 2010 fue un infierno para él. Felipe Massa no se encontraba mentalmente al cien por cien. La presión de tener a su lado a un piloto como Alonso no le benefició para nada y, por si fuera poco, las voces fuera y dentro de Maranello que dudaban de su total recuperación física se oían cada vez más fuerte. Muchos nombres salieron -y a día de hoy salen- a la palestra para sustituirle. En su primer año con Alonso como compañero, solo se subió al podio en cuatro ocasiones. El español peleó por el título hasta la última prueba. Peor fue la campaña del 2011: Massa pasó a la historia por ser el primer piloto desde Iván Capelli en 1992 en no subirse ni una vez al cajón en toda la temporada.
Llegó el 2012 y el asunto de su continuidad se puso al rojo vivo. Más presión. Mientras que su compañero salvaba los muebles como podía con un monoplaza que nació muerto, como en 2011, Felipe Massa no era capaz de seguirle ni de lejos. La coletilla «Felipe, Fernando es más rápido que tú», que se hizo famosa en el Gran Premio de Alemania del 2010, se acabó convirtiendo en un salmo que resonaba en su cabeza, y que la afición más malintencionada usaba como arma arrojadiza para burlarse de él. Encima de la mesa de Luca Cordero di Montezemolo se pusieron varios nombres para sustituirle, y el curriculum de Mark Webber, buen amigo de Alonso, encabezaba el montón de papeles. A Massa se le acababan los argumentos. Stefano Domenicali, de cara a la galería, reafirmaba su confianza en el brasileño, mientras por detrás se movía en el paddock buscándole un sustituto de garantías.
En el verano del 2012, a Felipe Massa le pusieron contra la pared: o mejoraba, o hacía las maletas. Dicho y hecho.
Massa sale del precipicio
La presión a la que estaba sometido Massa le iba a hacer estallar, y tuvo que pedir ayuda profesional. El paulista confesó que había recurrido a un psicólogo para recuperar la confianza en sí mismo, quitarse la losa de encima y volver a ser el que fue. Los resultados empezaron a llegar.
Los tiempos mejoraban. Ya no eran seis, sino tres décimas las que le separaban de Alonso. El cuarto puesto de Gran Bretaña le supo a podio. El champán con el que le ducharon en el Gran Premio de Japón, a gloria.
Desde entonces, y ya con la confirmación de que seguiría en el 2012, todo fue a mejor. Felipe Massa volvía a sonreír e incluso miraba de tú a tú a su compañero y jefe de filas Fernando Alonso.
En esta temporada 2013 todo eran dudas: ¿Se vería al Massa de principios del 2012 o el de finales? En Australia se encargó de poner la primera piedra en el camino de la confirmación de su buen momento. Se clasificó, por poco, por delante de Alonso. En carrera fue un hueso para el español, aunque al final acabó cediendo no solo por una estrategia errónea por su parte, sino también por una gestión equivocada de la última parte de la prueba. Su enfado tras la carrera decía mucho del grado de competitividad que había alcanzado. Antes, se hubiera resignado. Ahora, Massa se enrabieta y quiere más. Eso es bueno para Ferrari. Tanto es así, que la «Scuderia», por primera vez desde el 2010, salió de Melbourne como líder de la clasificación de constructores gracias al segundo puesto de Alonso y al cuarto del propio Massa.
En la clasificación de Malasia, Massa lo ha vuelto a hacer. Jovial, charlaba con Vettel tras clasificar segundo y también Alonso se sentía satisfecho. Lo mejor que puede tener como compañero es a alguien que le obligue a sacar el máximo rendimiento. Solo queda esperar que Massa continúe esta buena linea el resto de campaña. Quizá así se acabarán disipando las nieblas que se le presentan en el futuro, ya que aún no está confirmada su presencia en Ferrari para el 2014.
Todo buen conquistador ha necesitado detrás a un buen ejército. Fernando Alonso ha estado peleando prácticamente solo durante estas últimas temporadas. Ahora, contará con un buen apoyo a su lado. Felipe Massa ha vuelto.