
El pívot del Conservas de Cambados luce una envidiable carrera que vive su segunda juventud, y que repasa tras disfrutar del MVP semanal de la LEB Plata la pasada jornada. Alberto Rodríguez desvela su secreto
14 nov 2013 . Actualizado a las 16:33 h.Está a tres partidos de volver a ser el jugador con más encuentros disputados en la LEB Plata, condición que ya lució hace tres años hasta que optó por el reto de bajar un escalón y regresar a una EBA que había abandonado con su marcha del Inelga en el 2005 para ayudar a hacer crecer al Club Xuventude Baloncesto. A sus 38 años, con su nombre escrito en los top ten históricos de puntos y rebotes de la LEB Plata, Alberto Rodríguez Osma, Chufi, vive su segunda juventud en la villa del albariño. Líder de un equipo ganador -3 victorias y 2 derrotas de inicio de un conjunto novato-, y referencia en la pintura en una categoría en la que el pasado fin de semana lució el cartel de MVP de la sexta jornada.
"No deja de ser algo bonito, pero anecdótico", valoraba ayer el protagonista. Claro que quién habla se confiesa que "no soy una persona que le dé mucha importancia a estas cosas. No llevo la cuenta de mis MVPs. Mucha gente de mi entorno me dice que debería disfrutar más de estas cosas. Pero yo solo pienso en el siguiente partido".
De insulto, a tributo a su padre
Si los nombres dotan de identidad a la persona, los motes la definen. Al menos, como en el caso que nos ocupa, cuando es el propio sujeto el que elige su bautismo. Alberto amasó el insulto de los chavales que de pequeño «me decían que estaba enchufado» en el club donde empezó a jugar con su padre de directivo, para lucir con orgullo el apelativo de Chufi al cruzar las puertas del Real Madrid. En esa época su padre falleció, y «me puse el nombre como tributo a él». En esos inicios el pívot madrileño probó a más de uno que «hay un porcentaje de suerte, pero también hay otro de mucho trabajo para conseguir a lo que he ido llegando». Trece fases de ascenso a la ACB, LEB Oro y Plata y tres dianas.
Alberto Rodríguez argumenta con una vida de prédica con el ejemplo y convence con la naturalidad de un discurso limpio de vanidad: «Yo me siento jugador de la categoría en la que juego. Este año juego en la LEB Plata, y me siento jugador de LEB Plata. Nunca he tenido el pensamiento negativo de no haber jugado más arriba". Dicho lo cual, "tengo la conciencia de que de haber tenido la oportunidad, habría jugado en la ACB».
Tirso Lorente supo ver en Chufi un valor en bruto cuando dirigía al Caja Madrid de Alcalá de Henares en la antigua Primera B, llevándoselo al Real Madrid B cuando el ya desaparecido técnico fichó por el cuerpo técnico del club merengue. Tres años se pasó entre futuros ACB como Núñez o Lorenzo Sanz júnior, disputando dos fases de ascenso a la segunda mejor liga del mundo.
Tras una primera y negativa incursión de 3 meses en Portugal con el Gaia, y tras acabar la temporada en el Plasencia de EBA, Rodríguez fichó por el CAB Madeira y «tuve la gran suerte de jugar la Copa Kórac. Ocho partidos. Hicimos algo histórico, porque fuimos el primer equipo portugués en ganar un partido de fase europea de grupos. Jugamos contra el Estudiantes, el Le Mans y el Ostende y acabamos penúltimos. Después fuimos subcampeones de la Liga lusa».
«Siempre digo que mi puesto es muy complicado. Siempre ha habido americanos buenos con los que he tenido que pelearme en mis equipos. Lo que no quita que cuando he tenido mis oportunidades, lo haya hecho bien», dice el pívot, que echa mano de estadística personal para afirmar que "los duelos que he tenido siempre con gente de categoría superior no los he ganado, pero tampoco los he perdido". Y ahí queda, por ejemplo "cuando jugué en la Kórac frente a los hermanos Reyes (Alfonso y Felipe) y metí 19 puntos".
El recuerdo que lo marcó
Con dos décadas de mili a las espaldas, los detalles se amontonan en la cabeza de Chufi. Pero uno por encima de todos. «Jugando en Calpe tenía un compañero americano, Jimmy Carrouth, que con 34 años venía de la NBA. Estábamos jugando los play-offs a LEB Oro contra Tarragona, y en un momento del partido se dirigió al entrenador y le dijo ?coach, si quieres ganar, sácame a mí y mete a Alberto?. Ha sido lo que más me impactó, y más me ha ayudado a ser mejor jugador y persona».
«Todo a su tiempo para tomar la decisión más correcta». Esta parece ser la frase de cabecera de Chufi. Un hombre que supo madurar tanto cuando tocó ejercer de secundario, incluso hasta el punto de la frustración, como cuando tuvo la ocasión de ser protagonista en Gandía -enmarcó su camiseta tras su primer ascenso, a LEB Oro, como MVP de los play-offs-, Plasencia, Logroño y desde hace 3 campañas en Cambados, donde vive «el momento más estable de mi carrera».
Los referentes ayudan también a conocer de qué pasta está hecho un deportista. Y los del capitán del Conservas de Cambados no necesitan análisis aplicado. "A nivel personal, Fernando Martín. Luego, lógicamente, Arvydas Sabonis", enumera. Y a los dos agradece el regalo de "una de las imágenes más impactantes que guardo, cuando Sabonis, en un Torneo de Navidad del Real Madrid, hizo un mate delante de Fernando Martín y rompió la canasta".
Maestros de lujo y tres ingredientes para una fórmula mágica
"Tuve los mejores maestros", apunta Alberto como un dato más de su sobresaliente y dilatada carrera deportiva. A Lorente, y a lo que aprendió en vivo del propio Sabonis, Arlaukas y Savic de corto, y de Zeljko Obradovic en la dirección de los entrenamientos del Real Madrid, Chufi añade el nombre de Chiqui Barros como el técnico que más lo ha marcado, acompañándolo en su paso por Calpe, Badajoz, Plasencia (LEB Plata) e Inelga (EBA). Y un último hombre tras el jugador que es hoy Alberto Rodríguez. El de Félix Barcina, el preparador físico merengue que «me explicó lo que hay que hacer fuera de la cancha para ser un buen jugador» con la necesaria cabeza bien amueblada.
Y ahí está el secreto de la juventud de Rodríguez, sustentada, desvela, sobre los tres pilares de lo que llama «trabajo invisible: gimnasio, dieta y descanso».
«Dedico tres mañanas semanales de 2 horas al gimnasio, adaptado a mis 38 años. Trabajo con menos peso pero más rápido que cuando tenía 25, porque con la edad se pierde fibra rápida, y con esta forma de trabajo gano la velocidad y agilidad que necesito para poder correr con los chavales de la Liga". En el apartado físico, añade además dos mañanas semanales de 1 hora de trabajo específico de pívot» al margen de los entrenamientos del equipo.
Tras cuidar siempre con mimo su dieta, «hace 3 años un problema hormonal me llevó a un nutricionista de Madrid, que cada 6 meses me pauta todas las comidas. No me fija cantidades, pero sí cómo mezclar los diferentes alimentos» a fin de optimizar su rendimiento deportivo.
Y para completar la fórmula, «siempre intento dormir 8 horas, después de 30 ó 45 minutos de estiramientos, cuando el cuerpo ya está tranquilo del entrenamiento». Todo como parte de una vida volcada en el baloncesto, al que dedica de siempre parte importante de su tiempo libre informándose en revistas y a través de internet de los últimos avances en materia e preparación individual.
Hombre sencillo, sin más placeres que el baloncesto y su familia (vive en Vilagarcía con su pareja, natural de la capital arousana), Chufi desvela también que "los días de partido, cuando jugamos en casa, doy un paseo con mi perro (un golden retriever que convive con dos gatos) por el monte que hay al lado de casa. Me ayuda a descansar la mente".
Un "privilegiado" que quiere dedicar toda su vida profesional al baloncesto
«Me siento un privilegiado, dedicándome a lo que me gusta». Alberto Rodríguez entiende que no está en disposición de fijar la fecha de su retirada como jugador. Pero sí de afirmar que quiere poder seguir dedicando su carrera laboral al baloncesto. Tras intentar sin éxito compaginar estudios de informática con el baloncesto profesional, Chufi lleva una década entrenando equipos base -hoy al Xuven juvenil-, y aspira a dirigir un banquillo sénior profesional. Paso a paso. "Todo a su tiempo".