La jugada más polémica fue la que la propia ACB etiquetó en su página web como «el no triple de Vasilis Xanthopoulos». Y es factible que el instant replay (la posibilidad de los árbitros de revisar las imágenes en acciones muy puntuales) se volviese en contra del Obradoiro, porque el base griego se fue al descanso entre los abrazos de sus compañeros y la cara de asombro de los rivales, al ver que su lanzamiento sobre la bocina, casi de aro a aro, había entrado limpio.
Cuando no hay televisión de por medio, no hay instant replay. Ayer estaban las cámaras, pero las tomas no terminan de arrojar luz sobre la jugada. Hay una en la que aparece sobreimpresionado el reloj y dice que le sobraron dos décimas. Hay otra, desde atrás, en la que resulta prácticamente imposible precisar si el balón sale de las manos del base antes de que se enciendan las luces del tablero. Pero los árbitros entendieron que estaba fuera de tiempo y no la concedieron, en medio de un gran abucheo.
En la final de la NBA entre los Heat y los Spurs uno de los partidos se decidió con un triple de Tony Parker por centésimas de segundo. Y ahí no hubo polémica, porque lo que sí había eran planos suficientes hasta encontrar el que indudablemente dejaba constancia de la validez de la canasta. La importancia de ese triple no concedido en el devenir del choque nunca se sabrá. En todo caso, los jugadores del Obradoiro no lo emplearon como excusa. Cargaron el debe de la derrota en los errores propios. Y Moncho Fernández solo habló de pequeños detalles: «Una bandeja que fallas, un contraataque que te cogen, un triple en un momento dado». Y pudo ser el de Báez en la prórroga.