Una boa en la pista que nunca baja la guardia

M.G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

XOÁN A. SOLER

08 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A la conclusión del Campeonato de España de Squash, la ganadora del cuadro femenino, Xisela Aranda, no se olvidó de una mención para Borja Golán, que acababa de conseguir su duodécimo título consecutivo: «Parece fácil, pero no lo es». Fue la primera en poner en valor la conquista de su compañero y en reivindicar el mérito de su trayectoria, porque cuando la excepción se convierte en algo habitual corre el riesgo de perder su condición.

El santiagués acaba de renovar galones en el mejor momento de su carrera, recién estrenado el quinto puesto del ránking mundial, con 31 años cumplidos el día de Reyes. Pero también fue campeón al poco de alcanzar la mayoría de edad y solo ha cedido el cetro en una ocasión, cuando se recuperaba de una lesión de rodilla.

Viéndolo en la final es fácil entender por qué ejerce un dominio absoluto en el squash español desde el 2002 (son ya doce años sin perder un partido ante un compatriota). Mientras Aranda se batía con Cristina Fernández en el cuadro femenino, Golán ajustaba su concentración en una de las pistas auxiliares del Squash Santiago, organizador del campeonato. Solo, dando pequeños paseos, repasando detalles a la espera de que le tocase entrar en la pista.

Una vez encerrado entre los cuatro cristales que acogieron su duelo con Álex Garbí, ya no dio opción. Ni un raquetazo, ni un lamento, tan solo un pequeño diálogo con el árbitro por una decisión. Controló el juego desde el corazón del parqué como si fuese una boa constrictor, asfixiando al rival en cada intercambio. Casi todos los puntos largos cayeron en su zurrón. Y si veía la oportunidad de acortar la agonía, no esperaba: una dejada, un golpeo fuerte a un ángulo imposible, una volea... Le le da igual el drive que el revés. Y nunca baja la guardia.