El Obradoiro está ante su espejo

M.G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

Álvaro Ballesteros

En poco más de un mes pasó de soñar con acercarse a la zona de play off a sufrir para lograr la tranquilidad en la lucha por la permanencia

24 abr 2014 . Actualizado a las 13:38 h.

La que sigue es una reflexión Miki Feliu en octubre de 2011, en vísperas de un partido entre dos equipos con los que había logrado el ascenso a la ACB: «El año pasado, en el derbi contra el Breogán, cuando íbamos catorce o quince abajo y la gente empezó a empujar... Fue algo increíble. En Manresa probablemente no hubiese pasado lo mismo y la grada habría sido más crítica. Ojalá que con el tiempo se consolide el proyecto obradoirista y que cada vez vayan llegando más triunfos. Y entonces, seguramente, la gente también se volverá más exigente». No le falló el olfato al bravo alero catalán, que está buscando un nuevo ascenso, ahora en Palencia.

El domingo, frente al Valladolid, el Obradoiro no certificó la permanencia, pero abrió una distancia, precisamente con el Manresa, que parece ya casi insalvable: cuatro victorias y el basketaverage, a falta de seis jornadas. Y dejó a los pucelanos con los dos pies en al LEB.

Aquel Manresa al que se iba a medir el conjuntos santiagués en el curso 11/12 tenían en sus filas a Doellman (hoy puntal del Valencia), Hanga (ganando protagonismo en el Baskonia) y Marcus Landry (en el Cajasol). No los pudo retener, como le sucedió al Obradoiro el pasado verano con Mejri (Real Madrid), Hummel (Minnesota), Kendall (Alba Berlín) o Andrés Rodríguez (Cangrejeros de Santurce).

Ese es el sino de los modestos: si aciertan mucho en los fichajes y tienen la suerte de no sufrir lesiones, pueden aspirar a algo más que la permanencia. En su día, el Manresa incluso ganó una Liga, con Sallier, Alston y Chichi Creus como abanderados. Pero aquella fue una excepción monumental.

El Obradoiro, esta temporada, ha conocido las dos orillas, que lo ponen ante su espejo.

De los 2,4 millones de euros que tenía la campaña anterior para la plantilla y el cuerpo técnico pasó a 2,1. Con el dinero disponible para los fichajes, hizo su mayor esfuerzo en traer a Delas y Muscala. Y esta última apuesta le salió demasiado redonda. El pívot fue reclamado por Atlanta Hawks poco después de pasar el ecuador de la Liga Endesa.

Reconstrucción en marcha

Minnerath, por contra, no cuajó. Su marcha, unida a la de Muscala y a la lesión de Oriol, obligó a reestructurar el juego interior. Y el equipo pasó de estar a un paso de la zona de play off a firmar una victoria agónica ante el Valladolid para dejar casi sellada la permanencia. Fichar bueno, bonito y barato con asiduidad no es posible.

Como anticipaba Feliu hace casi tres años, la gente se ha vuelto más exigente. Hace dos temporadas, el Obradoiro logró la salvación en la penúltima jornada, y fue una fiesta. La pasada se metió en el play off en la recta de llegada, y fue otra fiesta. Esta vez consiguió la tranquilidad con seis semanas de margen, en un final agónico.

Y sea por el susto ante un rival sin brillo, sea porque la dinámica era de seis derrotas consecutivas, al acabar la contienda pesaba más el sufrimiento que la conquista.