Duelo del diez en São Paulo

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

12 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Por mucho que evolucione, cambie o se transforme la coreografía que rodea al fútbol, siempre habrá códigos y tradiciones inmunes a los avatares. Sucede con el significado del 10. Históricamente, ese dorsal está reservado a los jugadores que irradian, que construyen, que iluminan el juego de sus equipos. Un tuercebotas jamás podrá llevar ese número a la espalda, salvo desafío a las buenas maneras.

Dos de los que reúnen todos los requisitos y sobre los que se posarán muchas miradas en el Mundial están citados a media tarde en el Arena Corinthians, cuando den las diez de la noche en España. Uno es Neymar, y el otro Modric.

Pasador versus llegador

Más diez en el sentido clásico es el madridista, más proclive a hacer circular el balón, más pasador. El azulgrana es más llegador, más de conducción y de regate, más de pisar el área, más capaz de hacer fútbol sala sobre el césped. Pero de cualquiera de ambos se puede esperar lo mejor. Porque descifran el fútbol con visión periférica.

Modric llega con los galones de mariscal que se ha ganado a pulso en el Real Madrid. Demostró que la recuperación de balones no tiene por qué ser directamente proporcional a la estatura y la contextura física. Y, con el esférico en los pies, es de esos centrocampistas que manejan bien los registros temporales, que saben cuando conviene una pausa y cuando una aceleración.

Neymar también tiene rango de alta graduación en la selección. En su primera temporada en el Barcelona, sin embargo, no ha terminado de alcanzar esa jerarquía.

Luis Felipe Scolari lo rodea y le da toda la libertad para absorber juego o repartirlo, para galopar o asociarse. En el Nou Camp el protagonismo está más diversificado, no tiene un equipo a su alrededor, no es el epicentro.

Neymar, que casi siempre ha jugado con el once a la espalda, escogió para el Mundial el diez que lucieron en su día Pelé o Zico, entre otros.

Modric, que empezó en el Madrid con el 19, pudo haber cambiado esta temporada por el 10 que dejó Ozil. Pero prefirió quedarse con el 8 que llevaba Kaká. El 10 es de Isco. Otro talento.