Final de Wimbledon: Federer contra Djokovic y el calendario

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO LOIS REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

El suizo persigue su novena corona en Londres ante el serbio, que reclama el número uno

06 jul 2014 . Actualizado a las 11:56 h.

Silencio, porque Roger Federer interpreta hoy su novena sinfonía en una final de Wimbledon. Siete títulos tiene, porque solo perdió una final en la catedral, ante Rafa Nadal, y puede haber sido el partido más grande jugado jamás allí. Y si suma el octavo en Londres, ya tendrá más que ningún otro tenista en las historia del torneo, por encima de dos mitos como Pete Sampras y William Renshaw. Vive acostumbrado a pasear por la cima del tenis. Porque también tiene más grandes que nadie, 17, y juega hoy su vigésima quinta final. Los números de Federer marean, pero lo realmente valioso es su tenis de artista, lo único que le vale para derrotar en la final a un Novak Djokovic que no se arruga ante un palmarés insuperable hasta hoy (Canal +, 15.00).

Djokovic ya ganó en Wimbledon, Djokovic representa el presente, pues un triunfo hoy le devuelve el número uno del ránking mundial en detrimento de Nadal, y Djokovic solo jugó una final de grand slam con Federer. Un clásico que vive su episodio número 35, pero que solo cuenta con un precedente similar, el US Open del 2007, cuando Nole empezaba a abrirse paso en la zona noble del tenis... Y perdió.

Al siguiente major, en Australia, Djokovic ya levantó la copa. Y hoy pelea por su séptimo grand slam. A partir de aquella victoria empezó a desafiar a los mejores. Pero le llevó tiempo. Hasta el 2011, cuando logró su segundo grande. Desde entonces el serbio vive los años más fértiles de su carrera. Federer ya es otra cosa. Es un mito al que se le mira con la admiración que se le profesa a un Rod Laver o un John McEnroe, y se le disfruta todavía como a un Nadal o un Murray.

Solo Agassi ganó con más años

Tiene Federer 32 años, ha vuelto a ser padre y ya cuida de cuatro hijos. Pero no quiere, por nada del mundo, distanciarse del deporte al que ama. La edad no lo tiene por qué retirar, pero los grandes títulos exigen una motivación extraordinaria. Por eso solo un jugador en los últimos 40 años, Ken Rosewall en el Open de Australia 1972, celebró un grand slam ya cumplida la edad de hoy del suizo. Fue Andre Agassi, vencedor en Melbourne en el 2003, en el epílogo de su carrera.

Federer, como todo genio, ya no se prodiga. La última final de un grand slam la ofreció en Wimbledon hace dos años. Silencio, sirve el maestro.