
Ángel María Villar arropó a Rafael Louzán en su primer acto público como presidente de la Federación Galega de Fútbol. Y quiso matizar que cuando le dijo que él apoyaba «al que está» estaba siguiendo un principio que ha aplicado siempre, de lealtad con el mandatario elegido en cada caso. Y ahora que el fútbol gallego había escogido a Louzán, mantendrá esa misma línea.
Cogió uno de los guantes que le lanzó Rafael Louzán en su intervención, al pedir a la Federación Española que, en la medida de sus posibilidades económica, «lle de a Galicia o que lle corresponde» para mejorar las instalaciones deportivas. Entiende la reivinciación, pero le recordó que hay diecinueve autonomías y es necesario «racionalizar el gasto». También precisó que, en esa línea, «no se quiere herir a nadie».
Antes de entrar en materia, Villar quiso tener un recuerdo «para los que han estado y agradecerles el trabajo» de la anterior etapa. Y finalizó deseando «suerte y éxito» a la nueva directiva.
Con anterioridad al protocolo, declinó hacer comentarios sobre la violencia en el fútbol y las últimas apreciaciones de Cerezo respecto al Frente Atlético.