
Pedro Nimo rompe el secretismo habitual abriendo al público su prueba de esfuerzo
08 oct 2015 . Actualizado a las 01:59 h.No es habitual que los atletas de élite enseñen sus datos médicos y de rendimiento deportivo al gran público. Forma parte de la intimidad y tan solo están al alcance de los más próximos y de sus técnicos y analistas. Pero Pedro Nimo (Santiago, 1980) ha decidido desafiar la norma no escrita del secretismo para mostrar sus niveles de rendimiento a todos los interesados. Por eso el maratoniano compostelano apuesta por convertir en una jornada de puertas abiertas la prueba de esfuerzo que realizará el sábado, desde las once de la mañana, en el Centro S&C en Culleredo.
«Entre los atletas de élite hay un concepto bastante oscurantista de este tipo de esfuerzo y lo que se trata con esta iniciativa es de darle la mayor difusión posible. Tengo que hacerme la prueba de esfuerzo para ver cómo estoy a estas alturas de temporada y lo mejor es que todo el mundo sepa cuáles son mis niveles», comenta Nimo, una argumentación que secunda Xabi Castro, el fisiólogo que analizará sus datos: «Es raro que un atleta deja ver sus datos, normalmente suelen ser bastante celosos. Hay que estar muy seguro de sí mismo para hacer lo que va a hacer Pedro».
Manuel Giráldez, médico y profesor, que también está en el proyecto, apela al carácter «ilustrativo» de la cita. Para que todos los interesados tengan conocimiento de primera mano de lo que significa la famosa prueba de esfuerzo tan mitificada en el mundo del deporte. Y de la importancia de hacerla «para no llevar sustos, afinar mejor el entrenamiento y no hacer barbaridades».
La iniciativa tiene una segunda lectura, en la que el maratoniano compostelano juega un papel fundamental, la de concienciar a todos los atletas, populares incluidos, de que deben someterse a este test como método de prevención y fuente de información para planificar un entrenamiento que en el 90 % de los casos está pésimamente programado. «La mayoría de los atletas ve esta prueba como algo lejano, solo para la élite y lo miran con recelo, y no debe ser así», comenta Nimo, que para los runners que cada domingo salen a correr en Galicia es todo un icono. Por su manera de ser y su cercanía.
«Es fundamental que la gente se ponga las pilas antes de hacer deporte porque nosotros lo que vemos son auténticas barbaridades -dice Manuel Giráldez-. Hay gente que se pone a correr sin criterio ninguno, cada vez corre más y luego aparecen los problemas, que pueden derivar en sustos grandísimos o lesiones. Lo que vemos es que la gente entrena fatal y mucho más de lo que necesita, y esta prueba sirve para determinar cómo debe correr la gente, a qué intensidad y cuanto tiempo». La tendencia de los atletas populares es entrenar a ritmos muy altos cuando lo ideal es hacerlo a una frecuencia mucho más baja.
Desmitificar el test
Castro, que ha realizado el test a personas de 84 años, desmitifica la prueba indicando que esta práctica va dirigida a «atletas, corredores populares o enfermos de corazón (adaptando los protocolos). Un recién infartado que inicia un programa de recuperación cardíaca debe hacer esta prueba también para determinar las intensidades óptimas para entrenar».
El estriptis de Pedro Nimo debe servir, al mismo tiempo, de punto de arranque para un club de corredores abanderado por el propio maratoniano mundialista y cuyo método de entrenamiento también será desvelado durante la cita. Una vieja idea que el compostelano, apartado de la alta competición de un modo voluntario, tiene en su cabeza desde hace tiempo.
Un montón de datos por un cuarto de hora de cinta
Un cuarto de hora de cinta, de menor a mayor velocidad, permiten mediante un electrocardiograma y un análisis de gases expirados extraer un puñado de datos claves para la salud y para el rendimiento deportivo, pautando el entrenamiento más idóneo para cada caso e incluso emitiendo una predicción de tiempos.
¿En qué consiste una prueba de esfuerzo?
«La prueba consiste en someter a una persona a un esfuerzo progresivo, ya sea sobre un tapiz, en bici, nadando o con remoergómetro», según explica Manuel Giráldez, profesor de INEF y médico del Hospital Quirón y del Centro S&C en donde Nimo realizará su prueba de esfuerzo. Xabi Castro, licenciado en Educación Física, puntualiza que en caso del atleta compostelano se hará sobre una cinta por espacio de 15 o 20 minutos. Con una velocidad progresiva hasta que el sujeto no puede correr más. Un cuarto de hora después ya se pueden conocer los resultados.
¿Cómo se realiza y con qué elementos?
Se hace un electrocardiograma «para ver el comportamiento del corazón» y al mismo tiempo, el atleta lleva puesta una mascarilla que mide dos apartados: por un lado cómo se moviliza el aire y por otro se detecta el oxígeno que se va consumiendo en la prueba y el dióxido de carbono que se produce. «No solo se contabiliza el aire que se mueve, sino los gases que se consumen y producen».
¿Qué datos aporta el test tanto a nivel médico como deportivo?
«Consumo máximo de oxígeno, velocidad del umbral anaeróbico e aeróbico, frecuencias cardíacas...», comenta Xabi Castro. Además, en el plano médico también sirve para «poder detectar posibles alteraciones o patologías, problemas cardíacos o respiratorios, que pueden ser muy serios en algunos cosas o influir en el rendimiento deportivo», precisa el docente.
¿Para qué sirven los resultados en términos deportivos?
Para un deportista de nivel las mediciones realizadas mediante la prueba de esfuerzo permiten saber cuál es su estado de forma actual, organizar su entrenamiento y e incluso predecir cuál puede ser el tiempo estimado en una competición. Con los datos en la mano se pueden pautar de la manera más correcta los entrenamientos para obtener el mejor rendimiento.