La derrota en el derbi resucita los gritos de «¡Florentino, dimisión!» en el Bernabéu

La Voz REDACCIÓN

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CURTO DE LA TORRE | Afp

Parte de la afición del Real Madrid vuelve a dirigirse al palco después de que se enfriase el efecto Zidane

28 feb 2016 . Actualizado a las 00:15 h.

Florentino Pérez se las prometía muy felices en las últimas semanas, por más que la Liga se le siga escapando jornada tras jornada. El presidente del Real Madrid había logrado lo que quería cuando reemplazó a su enésimo entrenador, Rafa Benítez, para dar un golpe de efecto con la designación de Zinedine Zidane para el banquillo blanco. Pero el efecto de embelesamiento con el mítico exfutbolista francés empezaba a diluirse y la derrota en el derbi madrileño ante el Atlético (0-1) acabó por deshacer el hechizo: la grada volvió a la realidad y volvieron a restallar los gritos de «¡Florentino, dimisión!» en el Bernabéu.

Poco después del gol de Antoine Griezmann, Zidane decidió sacar del campo a James Rodríguez para dar entrada al coruñés Lucas Vázquez. La grada aprovechó otro decepcionante despliegue del colombiano para entonar los cánticos contra Florentino Pérez, que no parece haber aplacado las críticas (orquestadas, según él, por un sector de radicales) con su última cortina de humo en forma de entrenador. En este caso, ni siquiera la convoctaria de la designada última perla de la cantera blanca, Borja Mayoral, sirvió de distracción al Bernabéu. El delantero estrella del Castilla venía de brillar en la UEFA Youth League, y salió tras el descanso por un mermado Benzema. 

Pero ni la ilusión por el último canterano de moda sofocó el cabreo del Bernabéu, que ve cómo el multimillonario proyecto de Florentino Pérez tiene en la Champions League su último asidero para evitar el fracaso rotundo, con un nuevo entrenador en Zidane que ha perdido todo el fuelle y al que amenaza ahora el Villarreal en la lucha por el tercer puesto. Además de los gritos de «¡Florentino, dimisión!», la grada del Bernabéu también mostró su desagrado con el Madrid saliendo en un número considerable de sus asientos antes del pitido final. Ni Zidane, ni el canterano de moda ni la épica maquillan los problemas de Florentino Pérez.