Asedio a la fortaleza Mercedes

David Sánchez de Castro / Colpisa

DEPORTES

La temporada más larga de la historia de la fórmula 1 arranca en Australia con Lewis Hamilton como el gran rival a batir

15 mar 2016 . Actualizado a las 20:42 h.

Melbourne abre el telón al Mundial 2016 de fórmula 1, que se afronta como una campaña puente hacia el gran cambio normativo que en el 2017 pretende devolver lustre a un campeonato cada vez más criticado, tanto desde dentro como desde fuera. El gran dominio de Mercedes es uno de los factores que han hecho que sea señalado como una competición previsible, sin emoción por saber la victoria porque se sabe de antemano, prácticamente desde la propia pretemporada, quién va a ganar. Y en este 2016 nada hace pensar lo contrario.

En la pretemporada, la escudería campeona de los dos últimos años ya demostró que es capaz de dar miedo sin dominar la tabla de tiempos, porque su fiabilidad es total. Ni un problema mecánico hasta los últimos instantes del último día de test y una confianza en sus pilotos que exasperaba a sus rivales. Los precedentes no son nada halagüeños: han logrado la victoria en 32 de las 38 carreras que se han disputado en la nueva era de los motores V6 Turbo, y en este 2016 parten con la vitola de favoritos. Sólo parece haber un equipo dispuesto a molestarles lo suficiente como para que les consideren rivales: Ferrari.

Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen fueron los hombres que más veces coparon las tablas de tiempos de la pasada pretemporada. El SF16-H parece algo más poderoso que su predecesor, pero sigue lejos del Mercedes W07. No porque las flechas plateadas demostraran su capacidad de ir rápido, sino todo lo contrario: precisamente porque no quisieron ir a por un tiempo, atemorizaron más al rival, en ese atávico pánico que provoca lo desconocido. El potencial de Mercedes es un monstruo con garras que se esconde a la salida de cualquier curva.

Si la batalla desde fuera parece imposible de ganar, la única opción a tener emoción por el campeón es interna. En ese House of Cards maquiavélico que han emprendido Nico Rosberg y Lewis Hamilton, siempre ha sido este último quien ha vapuleado sin temor ni miedo a su compañero. Rosberg, otrora gran esperanza del automovilismo alemán, ha quedado relegado a un papel obligado de secundario y gran perdedor, que incluso se vio acrecentado con sus victorias a final de la temporada pasada.

Pie de foto. Firma

Quedó patente que Hamilton gana cómo y cuándo quiere, sin mucho esfuerzo. Casi aburrido, el tricampeón británico fue encadenando una victoria tras otra en 2015, y entremedias se iba de fiesta, en un intento de actualizar el mito de James Hunt al siglo XXI. Hasta que logró el campeonato: sólo en ese momento dejó paso a Nico Rosberg, mientras en el muro de Mercedes intentaban que ninguno de los dos derribase el castillo de naipes a golpe de ego.

Nueva clasificación, nuevos neumáticos

El Mundial 2016 de fórmula 1 tendrá numerosas normas, como preludio a los cambios que llegarán en un año. Desde todos los puntos de vista, la fórmula 1 se ve constantemente en el ojo del huracán por ser previsible, sin emoción para pilotos ni para espectadores y hasta se ha llegado a cuestionar la viabilidad de su futuro como competición y hasta como negocio. Por eso, tanto FIA, como pilotos, como FOM (no siempre de la mano) han trabajado juntos para evitar que se hunda el Titanic.

De entrada, esta será el Mundial de fórmula 1 con más carreras de la historia. Se ha roto la frontera de los 20 Grandes Premios con la introducción del vistoso Gran Premio en Bakú (Azerbaiyán), que será conocido con el nombre comodín de Gran Premio de Europa. Fernando Alonso ejerce de embajador de una carrera que se disputará en el interior de la capital azerí, rozando históricas murallas de antiguas fortalezas y sobre un pavimento que supondrá un quebradero de cabeza muy serio para los equipos.

La clasificación sufre (el verbo no está empleado al azar) un importante cambio en su formato. Aunque los pilotos no la entienden y se negaron a ello ante la FIA, tendrán que tragar con una sesión del sábado que será a muerte súbita. En teoría este cambio debe dar más espectáculo, al menos los sábados, aunque, citando a Jenson Button, «la Fórmula 1 tiene otras muchas cosas de las que preocuparse que un sistema de clasificación en el que todos, pilotos, periodistas y aficionados, nos sentíamos cómodos».

La Voz

En esa búsqueda de mayor espectáculo, Pirelli también tiene mucho que decir. Criticada por unas ruedas que no permitían mucho, han introducido un nuevo compuesto que sólo servirá para unos pocos Grandes Premios, los urbanos como Mónaco, Canadá o Singapur, pero que tendrá un papel importante. Los ultrablandos, que se reconocerán por un vistoso color púrpura, son unos de los cinco compuestos de neumáticos de seco que podrán elegir los pilotos en cada Gran Premio: duros, medios, blandos, superblandos y los nuevos ultrablandos.

En este aspecto también ha habido cambios: ahora, con varios meses de antelación, Pirelli elige tres tipos de compuestos para cada carrera (antes eran dos), de los que cada piloto selecciona un número determinado de juegos para cada fin de semana. Así, por ejemplo, Hamilton llevará un juego de medios, seis de blandos y otros seis de superblandos para el GP de Australia, mientras que Carlos Sainz ha elegido dos, cuatro y siete respectivamente. La variedad estratégica de esta novedad es uno de los grandes puntos de emoción que tendrá cada carrera.

Más motores y nuevos pilotos

Se ha abierto la mano a la hora de evolucionar las unidades de potencia (buena noticia para Honda), se han limitado las comunicaciones por la radio (buena noticia para Kimi Räikkönen o Lewis Hamilton, muy críticos con sus ingenieros de pista) y se han introducido diversos cambios de menor calado, pero todos en busca de lo mismo: que la temporada 2016 no sea un sopor y casi un calvario para los pilotos de fórmula 1.

También habrá nuevos actores en el escenario: tres pilotos novatos (Jolyon Palmer, en la renombrada Renault, y Ryo Haryanto y Pascal Wehrlein, en la renombrada Manor), un equipo nuevo (Haas F1, la primera escudería estadounidense en tres décadas), varios regresos a la primera fila (Kevin Magnussen y Esteban Gutiérrez, en Renault y Haas respectivamente) y algunos cambios de escudería (Romain Grosjean sale de Renault para ir a Haas). No serán actores principales, pero como en toda buena película, un buen secundario puede salvar el conjunto.