
La atleta Ana Peleteiro, última víctima de una disciplina de «longevidad restringida»
30 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El triple salto es una de las disciplinas más traumáticas que existen, por la alta tensión que generan los impactos en el suelo. La última víctima de la exigencia física de esta modalidad deportiva es la barbanzana Ana Peleteiro, que ha tenido que despedirse del sueño olímpico por un quiste en el calcáneo. Campeona mundial en su día, la gallega trata de burlar la maldición que persigue a los campeones del mundo júnior. Solo a lo largo de la historia la búlgara Tereza Marinova fue capaz de extender, y no por mucho tiempo, su reinado, al ganar el oro olímpico el Sídney. Porque la longevidad en el triple es un bien escaso. Por la constante factura que pasa en el tren inferior de los saltadores.
«El problema de este deporte es que la tensión que se genera con el impacto en el suelo es altísima. El cuerpo humano está preparado para soportar sin grandes problemas la fuerza de reacción de su peso corporal o de dos veces su peso corporal, pero en triple las fuerzas de reacción se multiplican, pueden ser de cuatro y hasta seis veces el peso», comenta el traumatólogo Rafael Arriaza, que además explica el mecanismo del salto y su influencia: «En la fase de salto el triple consiste en hacer un apoyo en el que se frena completamente la salida y se vuelve a acelerar inmediatamente y cuando más breve sea el tiempo de apoyo más eficaz es la aceleración que consiguen y eso da muy poco tiempo para que se amortigüen las fuerzas. Cuanto menor es el tiempo, más sufren las estructuras al intentar amortiguarlas».
Además, el triple salto es un deporte que exige la perfección técnica y para alcanzar ese punto es necesario realizar miles de repeticiones a lo largo de una vida deportiva. «La técnica es fundamental, ejecutarla bien o mal es casi la clave para que te lesiones o no», asegura Alfonso Palomanes, el mejor triplista gallego masculino y alternativa a Pablo Torrijos en el concierto español. «El número de repeticiones y de impactos a los que se someten los pies y todo el tren inferior de los triplistas es altísimo y eso es lo que hace que tengan muchas lesiones. Es un deporte con un índice de lesiones de fatiga muy alto», sentencia Arriaza.
Palomanes dice que el más traumático es el primer salto: «Vienes con mucha velocidad, tienes que volver a apoyar con la misma pierna y tiene cierta dificultad». Isidoro Hornillos, presidente de la Federación Gallega, lo explica así: «Cada uno de los tres saltos tiene que tener un equilibrio. En términos generales el salto del medio es un poco más pequeño (35 %, 30 % y 35 % sería la secuencia)».
Para combatir la «longevidad restringida del triplista», Arriaza recomienda dos tipos de prevención: «El primero es un trabajo muscular. Todas las estructuras que tienen que soportar, amortiguar y devolver luego la energía básicamente los tendones y los músculos tienen que estar en la mejor situación posible y es fundamental hacer un buen trabajo de base». El segundo, incidir en la técnica: «Es vital. Si no es perfecta el proceso de amortiguación no se hace bien y los picos de fuerza de reacción contra el suelo te machacan. Si no machacas la técnica estás muerto».
El quiste calcáneo, una alteración anatómica que no aparece entre las lesiones habituales
A Ana Peleteiro se le detectó un quiste en el calcáneo, una lesión que Rafael Arraiza define como «una alteración anatómica que puede tener cualquier persona». En su explicación el traumatólogo coruñés apunta a dos razones diferentes para que se produzcan: «La primera es de nacimiento, un defecto óseo benigno en donde hay una zona de hueso que durante el desarrollo no se ha rellenado de tejido óseo y está rellenado habitualmente de grasa». El problema para un triplista es que «al tener menos de tejido óseo la respuesta a esa sobrecarga mecánica puede ser peor tolerada y aparece en el resto del hueso un sufrimiento que da lugar a una sobrecarga». La segunda razón es que pueden aparecer quistes que son más pequeños con fisuras en el cartílago.
No obstante, no es la dolencia más común entre los triplistas, entre la que destacan las fracturas en el escafoides del tarso, las lesiones de estrés, las que ocurren en la fascia plantar, en los tendones y las afectan a los ligamentos de la rodilla o del tobillo.