La corrupción cataliza la salida de Gorka Villar de la Conmebol

francisco pastor REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

MARIO VALDEZ

El hijo del presidente de la federación española ocupaba el cargo de director general

21 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Primero comenzó como asesor jurídico gracias a las excelentes relaciones que su padre, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar, mantenía con Julio Grondona, el hombre que controlaba con puño de hierro el fútbol argentino y vicepresidente de la FIFA, pero, poco a poco, Gorka Villar fue escalando en el escalafón de la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol). El 5 de diciembre de 2014 se convirtió en el director general del organismo. Y todo rodaba a pedir de boca en su prometedora carrera. Su figura empezó a perder el anonimato.

Pero todo se torció cuando un 27 de mayo del 2015 la policía judicial suiza irrumpió en el hotel de Zúrich donde se estaba preparando el Congreso en el que se elegiría al nuevo presidente de la FIFA. A petición de las autoridades estadounidenses se detuvieron, entre otras personas, a ocho altos cargos de la organización internacional. Uno de esos nombres era el de Eugenio Figueredo, durante muchos años presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol y vicepresidente de la Conmebol -también fue presidente de forma interina durante un corto período de tiempo-. A grandes rasgos, la acusación que pesaba sobre estos dirigentes, entre los que se encontraba Figueredo, era que habían recibido sobornos de empresas relacionadas con los derechos de retransmisión y el patrocinio de las grandes citas del fútbol para elegirlas a ellas por encima de la competencia.

En esos momentos cobró todavía más fuerza la denuncia que los clubes uruguayos de fútbol habían hecho a finales del 2013 contra la Conmebol por haber firmado contratos de televisión con cuantías inferiores a las que ofrecían varios operadores por los partidos internacionales de estos equipos. Entendían los clubes que de esta forma estaban percibiendo menos dinero que el que les correspondería, tal y como habían constatado en el mercado audiovisual, lo cual, en su parecer, era una estafa.

Cuando Figueredo aterrizó en Uruguay, que solicitó su extradición, pasó a colaborar con la justicia de su país. Entonces relató cómo había engordado su cuenta corriente y la de distintos mandatarios de la Conmebol con la aceptación de estos sobornos y detalló el papel que había tenido Gorka Villar para frenar las denuncias de los clubes uruguayos. «El señor Gorka Villar, aprovechando la vinculación que tenía con su padre, Ángel María Villar (...) utilizaba la influencia de su padre para que la FIFA respaldara mediante notas coactivas a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Ya que venía la nota de la Confederación [Conmebol] y una ratificatoria de la FIFA diciendo que podían ser suspendidos los equipos y hasta la AUF», dijo. Las sospechas de que era parte de ese engranaje corrupto tomaron forma. El lunes la Conmebol y Gorka Villar pusieron fin a su relación laboral.

Los clubes sudamericanos celebran la decisión

Al conocer la noticia del alejamiento de Gorka Villar de la Conmeblo, pesos pesados de laa Liga Sudamericana de Clubes, que eligió estos días a su nuevo Comité Ejecutivo, que presidirá el argentino Daniel Angelici, presidente del Boca Juniors; y del que será secretario Jorge Barrera, celebró la decisión. Entre las voces críticas con la gestión del hijo del presidente de la federación española de fútbol también se encuentra el máximo mandatario de Peñarol, Juan Pedro Damiani. Todos los que se pronunciaron consideraban a Gorka Villar como un obstáculo para acceder a los contratos y los criterios de distribución de los dineros de la Conmebol. Era, como su padre, alguien de la vieja guardia.