El dilema del embarazo y el deporte

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

OSCAR CELA

Las baloncestistas gallegas apuestan por adaptar la maternidad a la competición y discrepan sobre si aceptarían las cláusulas de algunos clubes

03 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La existencia de cláusulas antiembarazo en algunos contratos de las jugadoras de baloncesto profesionales que militan en ligas españolas y que recogen la posibilidad de que los clubes rescindan el contrato de una de sus deportistas si se queda embarazada ha suscitado controversia entre las jugadoras. El Universitario Ferrol tiene uno de esos casos.

Aunque las jugadoras coinciden en que queda mucho camino por recorrer en cuanto a los derechos de las mujeres en el deporte, entienden que los clubes quieran minimizar los efectos de una ausencia de larga duración. Estos son los testimonios de algunas de las baloncestistas gallegas consultadas:

La ferrolana Tamara Abalde (Cref de Madrid) duda sobre estas cláusulas, aunque cree que no tendría problema en firmarlas porque no pasa por su cabeza ser madre antes de retirarse. «Nuestra herramienta es el cuerpo. No es un trabajo cualquiera. Una lesión no se puede programar, pero un embarazo sí, y creo que lo honesto por parte de la jugadora es el diálogo desde el principio si esa opción entra en sus planes». Ha conocido casos de compañeras que han planificado la maternidad coincidiendo con el final de la temporada para volver lo antes posible. «Pero no es algo matemático y tampoco es nada fácil volver con los cambios que sufre el cuerpo de la mujer», señala. Entiende el punto de vista de los clubes que pueda plantear esta exigencia por la «faena» que les supone quedarse sin esa jugadora y tener que reemplazarla.

Con nueve temporadas de experiencia en la Liga Femenina y cuatro en la segunda categoría, Sara Gómez habla con conocimiento de causa: «No tengo una cláusula antiembarazo, y ningún club que yo conozca». Preguntada por si firmaría un contrato así, la arousana dice sin pensárselo que «sí, porque son siete meses de trabajo» en los que la jugadora conoce sus condicionantes. «Otra cosa», aclara, «es si hablamos de un contrato largo, de más de un año».

La ferrolana Arantxa Novo anunció su retirada en marzo. Durante su carrera como baloncestista profesional, asegura que nunca firmó un contrato que incluyese una cláusula antiembarazo. Es más, recuerda el caso de una norteamericana que, pese a quedarse embarazada a mitad de una temporada, recibió una propuesta de renovación por parte del conjunto donostiarra y continuó en el club la siguiente campaña. Una vez que dio a luz, se reincorporó a la disciplina de equipo y volvió a competir en la máxima categoría.

Raquel Asensio (Ensino) tiene una niña de tres años. «Me quedé embarazada al final de una fase de ascenso con el Universitario de Ferrol», explica. «En mi caso fue buscado, cumplía contrato y no me apetecía esperar para ser madre. Me pasé un año en blanco y, no te voy a mentir, después volver es muy duro. Tu caché baja muchísimo después de la maternidad, te dicen que estás en baja forma».

En la campaña 2014-2015, Asensio fichó por el Ensino: «No me quisieron en el primer equipo y tuve que pasar una temporada en Primera División Nacional». La escolta rojilla dio el salto a LF2 al año siguiente. «Es fastidiado, pero te pasa algo similar con una lesión de larga duración», comenta.

«La mayoría de las chicas con las que he convivido se plantean ser madres cuando su vida en el baloncesto termina. No es que nadie lo imponga, pero son conscientes de que el bajón físico es muy importante porque te pasas prácticamente un año parada». No cree que sus compañeras busquen quedarse embarazadas para beneficiarse de que tienen un contrato, tampoco que los clubes tengan que protegerse de ello. «El Ensino debe de ser de los pocos equipos de la categoría en el que sus jugadoras estén dadas de alta en la Seguridad Social» y añade: «cuando se dan estos casos, la mayoría son embarazos no planificados».

Información elaborada por Míriam Vázquez Fraga, Pablo Penedo, Marta de Dios y Miguel Álvarez.

Begoña Fernández firmó «de jovencilla» y sin pensarlo un contrato así, pero los ve intolerables

La exjugadora internacional de balonmano viguesa Begoña Fernández recuerda haber firmado una de estas cláusulas en su día. «Fue de jovencilla, me lo pusieron allí y no le presté atención. Si hubiera sido más adelante desde luego que tal y como soy yo no lo hubiera aceptado. Estoy totalmente en contra», señala.

Fernández siempre tuvo claro que sería madre -como así ha sido- una vez que dejara de estar en activo, pero más allá de su decisión personal, no entiende que sea una obligación posponer la maternidad para las deportistas. «Veo que se habla mucho de igualdad, que es muy bonito decirlo, pero se queda en una igualdad verbal que luego no es real, como se demuestra con esto. Si queremos un deporte profesional, en el que cotizamos a la Seguridad Social, deberíamos tener derecho a coger la baja». Pone como referencia a países como Noruega o Dinamarca, «donde se plantea de una manera natural e incluso la opción del embarazo se contempla en los contratos».

Ella llegó a tener una compañera que se quedó embarazada y había firmado una cláusula. Rescindió y estuvo de acuerdo, porque al final era lo que ella había firmado». Aquel embarazo no llegó a término y la jugadora regresó al equipo.