Una fractura por estrés en la primera cuña del pie derecho sufrida en el año 2015 hizo de Lolo Penas un deportista nuevo
07 mar 2017 . Actualizado a las 08:21 h.Una fractura por estrés en la primera cuña del pie derecho sufrida en el año 2015 hizo de Lolo Penas (Arzúa, 1977) un deportista nuevo. Literalmente. El campeón gallego de cros, recordman autonómico de 3.000 metros y 10 kilómetros en ruta y trece veces internacional, con presencias en mundiales, europeos y nacionales por doquier, salió de esa lesión como duatleta, faceta que compagina ahora con el fondo pedestre.
«Los médicos me recomendaron bici durante cuatro meses. Nada de correr. Y me lo pasaba bien, no te voy a engañar», recuerda Lolo Penas. La adaptación a la nueva disciplina fue tan bien que el fondista se enroló en las filas del Triatlón Arteixo y ya ha participado en algún duatlón oficial, como el de Guitiriz, con resultados notables.
«No es como correr, son tres pruebas en una, donde las dos pedestres son mi fuerte, y en el sector en bici sigo el ritmo de algunos ciclistas profesionales», resume ufano antes de avanzar los argumentos del cambio: «A mi edad, no voy a mejorar las marcas conseguidas con 25 años. Busco experiencias nuevas, nuevos retos para seguir haciendo deporte».
Parece descartada la evolución hacia el triatlón. «El agua fría y yo nos llevamos muy mal, je, je... además requiere entrenamiento y técnica natatoria», explica. En el futuro inmediato, la participación (sin compromiso) en el Nacional de abril. La clasificación, este mes. «De momento, solo quiero disfrutar. Mi cupo de deporte de alto nivel ya está cubierto. Llevo muchos kilómetros de impactos en mis piernas y quiero evitar lesiones», insiste.
El disfrute conlleva tres sesiones (de siete) sobre la bicicleta con tiradas variables (de sesenta kilómetros o más), en grupo o solo, con el Triatlón Arteixo o el Club Ciclista Betanzos. «Cuando las condiciones para correr sobre tierra no son buenas, en vez de ir al asfalto, hago bici o rodillo. Es un ejercicio de cardio muy bueno, mentalmente me libera, me limpia y no repercute en mis marcas. Además, el ambiente en bici es otro rollo. Muy bueno. Hay piques, paras para un café... te lo pasas bien», concluye.