Hace 25 años fue presentado como jugador del Deportivo con el delantero brasileño
28 mar 2019 . Actualizado a las 20:27 h.Hace más de 25 años corría como una bala la banda del campo municipal de Santa Isabel. Doce meses antes de la inauguración del estadio de San Lázaro de la capital gallega, Juan Amigo, Juanito (Sigüeiro, 1969), cambió de aires y se fue a Riazor. Hace justo 25 años, aquel veloz extremo con cara de niño y con ganas de comerse el mundo, llegó al Dépor y se vistió de corto como nuevo jugador deportivista el mismo día en el que el club presentaba ante miles de aficionados a su gran estrella, el delantero Bebeto. «Estar con Bebeto aquel día fue como un regalo para mí», recuerda el hoy delantero del Sigüeiro, equipo de la Primera Autonómica en el que todavía juega a sus 47 años de edad.
-¿Qué recuerda de aquel mágico día?
-Aquella presentación me sobrepasó un poco. Fue una pasada. Yo venía del Compos, de un vestuario en el que todos éramos amigos. Aquella temporada llegaron, además de Bebeto, otros grandes futbolistas de talla mundial como Mauro Silva. En aquel equipo estaban Djukic, Fran... El club me dio la oportunidad de presentarme con Bebeto y eso tuvo una gran repercusión. Me sentí realmente importante aquel día en Riazor.
-Arsenio Iglesias era el entrenador del Dépor, ¿le vio asustado?
-Arsenio no habló mucho conmigo, la verdad. Lo hizo en contadas ocasiones. En lo deportivo no son buenos recuerdos, pues no tuve oportunidades. Él tenía su once y al resto nos tenía como esparrin.
-¿Fernando Castro Santos le dio más consejos en el Compos?
-Sí, por supuesto. Hablaba mucho más conmigo. Me decía que tenía que aumentar la intensidad defensiva y que tenía que ser más constante y menos intermitente en mi juego.
-Su primera salida de Galicia fue al Real Betis.
-Llegué a mitad de temporada a un equipo que estaba confeccionado para ascender. Estábamos de sextos y al final subimos a Primera División. Allí coincidí con otras estrellas, como Gordillo.
-Luego jugó en el Mérida, en el Levante y en el Toledo, club al que llegó con 29 años y en el que estaba Unai Emery, actual entrenador del PSG y dos años más joven que usted.
-Era de esos jugadores que al acabar el partido siempre analizaba el juego. Conocía a todos los rivales y a todos los jugadores, de Primera a Segunda B. Entonces ya sabíamos que iba a acabar entrenando.
-¿Cree que acabará ganando una Champions con el PSG?
-No lo sé, pero seguro que andará cerca. El año pasado tuvo la desgracia de enfrentarse al Barcelona. Estoy convencido de que hará un buen papel en cualquier equipo al que vaya.
-Ocho años después usted volvió a sus orígenes.
-Sí, ya el Compos tenía un gran equipo y un vestuario más potente y profesionalizado, con jugadores como Fabiano, Gudelj, Ohen, Nacho... Teníamos un plantel con mucha más experiencia. En mi regreso hubo momentos buenos y otros no tan buenos. Viví un ascenso y un descenso. Fueron tiempos muy delicados también, porque el club económicamente tenía serios problemas.
-En el Compos jugó varios cursos al lado de Fabiano Soares, hoy entrenador del Atlético Paranense de la Serie A de Brasil y con el que también estuvo en el Racing.
-En Ferrol yo tenía 34 y Fabi, 37. Como persona era una pasada y como jugador ya todo el mundo le conoce, un fenómeno. Era un tío muy tranquilo, aunque cuando jugabas en contra parecía todo lo contrario, parecía un provocador, pues tenía muchísimo carácter. Cuando al final lo conoces, ves que nada de eso es cierto. Era un gran profesional y solo puedo decir cosas buenas de él. Era y es una persona seria y trabajadora, que mira siempre para adelante, con mucho temperamento. Triunfará como entrenador.
-Ya cerca de los 48 años y no piensa en la retirada.
-Voy a comenzar otra nueva temporada con el Sigüeiro, con el objetivo de intentar ascender a la Preferente Galicia. Hasta que acabe la campaña no me plantearé lo de seguir o no. Dependerá de las sensaciones que tenga y del balance final.
-Compartió vestuario con futbolistas que hoy están sentados en algún banquillo, como Emery, Fabiano, Jaime Sánchez, Roberto Ríos, Tena, Maric... ¿Ninguno le llamó para resolver alguna situación difícil o como refuerzo sorpresa?
-[Se ríe] A veces hablo con alguno, porque me pregunta por algún jugador en concreto. Al estar tantos años jugando es normal que haya muchos excompañeros entrenando. Pero sí puedo decir que no me extraña que estén sentados en el banquillo porque ya de futbolistas la gran mayoría de ellos tenían buenas maneras y se les veía venir.