La «grandeur» de Neymar

P.Barreiros

DEPORTES

GONZALO FUENTES | Reuters

El díscolo brasileño vive su mejor momento al frente del tridente del PSG, pero ni desmiente una posible salida al Madrid ni logra que le abandone el ruido

14 feb 2018 . Actualizado a las 16:39 h.

Medio año después de dejar el Barça camino del PSG en el traspaso más caro del fútbol, Neymar se enfrenta al Madrid en el mejor momento. Sus cifras son impresionantes y dan contexto a aquellos 222 millones de euros. En Liga, firma 19 goles en 18 partidos, a los que hay que sumar 11 asistencias. Una media de más de un gol por partido que le convierte en el segundo máximo anotador del campeonato francés, solo por detrás de su compañero Cavani, con 21 tantos. En Champions, sus números no son peores, pues ha anotado seis goles en seis choques, además de repartir tres asistencias.

Nadie representa mejor que el brasileño la irreverencia del nuevo rico que asalta al más laureado club europeo en su plaza favorita, la Liga de Campeones. Todo un signo de los nuevos tiempos que nutren el fútbol, alejados del césped, pero pegados a los destellos y a esas noticias de usar y tirar que copan las redes sociales. Sus actores no son futbolistas amantes de sus colores y de la afición que los aplaude, sino estrellas mediáticas de condición planetaria, hijos de las tendencias de un mercado global.

Es imposible entender la figura de Neymar, excelente futbolista, llamado a ocupar el trono de Messi y Cristiano, sin su adicción a los rumores y a las especulaciones. Con tan pocos meses en el PSG, la prensa no para de especular con su futuro y las preguntas sobre el Madrid son incesantes. Y él nunca desmiente. Parece encantado. Referente de la MCN, la extraordinaria delantera que conforma junto a Mbappé y Cavani, estos miran de tú a tú a los integrantes de la BBC, quienes totalizan 38 goles en lo que va de campaña, de ellos 12 en la Copa de Europa, la competición que Bale, Benzema y Cristiano han dominado en las últimas campañas. Pero este curso los astros del PSG llegan a los 71 tantos, cerca del doble, si bien solo 16 corresponden a la máxima competición continental.

Estrellas mal avenidas

El crac brasileño, a quien el PSG paga 3 millones de euros brutos al mes (37 millones de euros anuales limpios), acaba de marcar el gol número 350 de su carrera. Se encuentra en su grandeur, en un indiscutible esplendor futbolístico. Sin embargo, en un club que vive en permanente estado de alerta por la situación de sus estrellas, en París se habla más que de sus problemas de vestuario, o de los viajes a Brasil, o de las fiestas que organiza.

Cuando escuchó silbidos en el Parque de los Príncipes por no haber cedido un penalti a Cavani, en el club se encendieron las alarmas, sabedores que el estado de ánimo del futbolista más caro de la historia es el timón de sus decisiones. El caso, que viene de lejos, reflejó la grieta entre el brasileño y el uruguayo, y que, aseguran, ha dividido el vestuario entre lusófonos (el propio Neymar y los también brasileños Dani Alves, Thiago Silva o Marquinhos) y castellanohablantes (el uruguayo Cavani y los argentinos Pastore, Di María y Lo Celso).

La tardía reincorporación navideña de Cavani y Pastore volvió a poner en el ojo del huracán a ambos bandos, pues Cavani, Pastore y compañía miraban con recelo la visita consentida de Neymar a Brasil en diciembre en plena competición y sin que trascendiera el motivo. El astro fue a su tierra para visitar a su hermana enferma, pero trascendieron fotos en las que se le veía de fiesta.

Hace diez días celebró por todo lo alto en París su 26.º cumpleaños. El equipo al completo, incluido Cavani y el entrenador Emery, acudió a la celebración en una discoteca a dos pasos de los Campos Elíseos. Según la prensa, 150 personalidades se dieron cita un día antes de que cumpliera los años, en una fecha elegida para perjudicar lo menos posible la preparación del equipo.

A los mandos de un PSG que esta temporada en Europa solo perdió contra el Bayern de Múnich, y en el que aún se recuerda que fue eliminado en octavos de final del pasado curso por el Barcelona, capitaneado entonces por el propio Ney, después de caer 6-1 en el Camp Nou y tirar a la basura el 4-0 a favor de la ida, la grandeza de Neymar pasa hoy la prueba del algodón.