«Tranquilo, que además de árbitro soy médico»

DEPORTES

Chente Gómez

Un colegiado auxilia a un jugador del filial del Leyma, ante la incomparecencia del sanitario obligatorio, tras abrirse una brecha de la que manaba abundante sangre

21 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuarenta y cuatro segundos de partido. Segunda jugada, que defendía el segundo equipo del Leyma en Palencia ante el Venta de Baños. Liga EBA. Un manotazo vuela sobre la cara del joven Pablo López-Pizarro, de veinte años. «Empecé a sangrar un montón y me asusté, fue muy aparatoso. Los árbitros pidieron que entrara el médico pero no entraba nadie». El sanitario, al que obliga la federación en esta competición y que debe aportar el equipo local, no había llegado a tiempo. Y el único presente en el pabellón era, curiosamente, uno de los árbitros: el salmantino Javier Borrego, que además de dedicarse al silbato, ejerce como cardiólogo en el Hospital Universitario de León. «Vio que estaba muy nervioso y y me dijo: tranquilo, que yo soy médico. Pidió que le trajesen unos guantes y me dijo que me tumbara. Nunca había visto eso», recuerda Pablo. «Hice el llamamiento y no aparecía nadie. Tampoco hay un protocolo establecido en estos casos. El propio instinto te lleva, no vas a dejar así al chaval. Le hice un taponamiento porque tenía una brecha en la parte superior del labio y de la encía. Comprobé que no tuviera cortes en la lengua ni piezas dentales rotas. La gran cantidad de sangre, y al venir de la boca, impresionaba» recuerda Borrego.

«Fue un susto grande. Estuvo durante un cuarto de hora atendiéndolo. Fue curioso porque en el descanso llegó el médico del club y le dejaba volver a jugar, pero el árbitro le dijo que no. Que era contraproducente», recuerda Fernando Buendía, técnico del Leyma. Borrego estuvo pendiente de Pablo más allá del minuto final. «Durante el partido se preocupó por mí varias veces y me ha vuelto a llamar para ver cómo estaba. Aún no sé muy bien cómo consiguió mi número, es un tipo muy simpático», destaca el jugador coruñés.

«En el mundo en el que vivimos lo lógico se convierte en excepcional y hay que destacarlo. Podía haberse quedado callado y que nos buscáramos la vida», añade el técnico. El partido lo ganó el Leyma (73-90), a López-Pizarro le queda la hinchazón pero ya ha vuelto a entrenar. Y el gesto del árbitro sigue en boca de todos.

«Nunca me había pasado algo parecido, era el vacile típico de los amigos y, mira tú, un día pasa», ríe Borrego. Solo una vez había tenido que dar asistencia médica durante un partido. Pero entonces estaba como espectador. Fue precisamente en un campeonato de España disputado en A Coruña ante un hombre que se desmayó en la grada. Nada que ver con lo que vivió en el pabellón Marta Domínguez.