A nueve minutos del final el francés iguala el tanto de Lacazette tras una resistencia condicionada por la roja a Vrsaljko en los compases iniciales
26 abr 2018 . Actualizado a las 23:19 h.No fue un cumpleaños sencillo para el Atlético, al que nunca se lo han puesto fácil en su historia. Era el día de su 115 aniversario pero no tuvo regalo alguno. Se presentó en Londres tras unas semanas en las que parece que sus baterías parecen agotarse. Compitió con su equipo esperado, pero el asunto comenzó torcido desde el inicio. Vrsaljko recibió una amarilla en el primer minuto, quizá demasiado severa para llevarse 71 segundos. Mala señal justo antes de que Lacazette mandase al palo tras una perdida con balón a la espalda de los centrales en el minuto 5 y Oblak se viese obligado a hacer uno de sus paradones a remate a bocajarro un minuto después del punta galo tras un buen servicio de Monreal. Y, cuando hiperventilaba por el ritmo de los locales, llegó el desliz de Vrsaljko que permitió al francés Turpin adquirir protagonismo. Estuvo torpe el lateral, que hizo una entrada tardía peligrosa estando amonestado. Roja, la más rápida de la historia del torneo. Simeone no daba crédito, se enfadó tanto con el árbitro que terminó apartado en la grada. Tuviera razón o no, el líder de un grupo no puede insultar de esa manera así al juez. Incluso en días en los que la justicia nos hace replantearnos todos nuestros esquemas. Apenas le dio tiempo al Cholo a dar las instrucciones para afrontar el plan con diez. Si un equipo es capaz de sobrevivir 80 minutos con uno menos y sin entrenador ese es el Atlético. Y más teniendo a Oblak... y a Griezmann, que fue protagonista en ambas áreas. Pasó Thomas al lateral diestro, Griezmann se colocó de interior izquierdo y Saúl en el mediocentro. La idea era contener el entusiasmo de los locales, que ofrecieron una noche de su mejor fútbol aprovechando la superioridad técnica, táctica y numérica. Podían abrir el campo y tocar sin tanto miedo a la contra. Ahora o nunca pensaba Wenger. Las ocasiones inglesas empezaron a acumularse: Wilshere cabeceó demasiado ajustado, Oblak detuvo con el pie un intento de Lacazette y Koscielny marró en el segundo palo un córner. Monreal también rozó el gol pero su volea, al ser con la derecha, le faltó un poco de colocación.
Y cuando no paraba de achicar agua, Griezmann logró asustar a Ospina con un chut lejano junto al palo. Para que la función fuese completa, el balón se pinchó al frenar Lucas un disparo. Eso, curiosamente, concedió algo de aire al Atlético, que por momentos fue a presionar arriba. Así, Thomas robó y se fue arriba con un slalom espectacular, recorrió 30 metros superando rivales por fuerza y la dejó en franquía a Griezmann que golpeó fuerte pero centrado. Incluso Correa volvió a disponer de una tercera opción tras otra recuperación pero, pese a su buen recorte hacia dentro, golpeó por encima del larguero. Así pudo llegar al descanso, el lago del oasis necesario para poder mantener en pie un brillante ejercicio de supervivencia. No es algo nuevo, ya que cuanto más adversas son las circunstancias mejor rendimiento ofrece este equipo.
Griezmann y los caños Aguantó sin encajar una hora, hasta que a Griezmann le dio por intentar hacer un caño a Monreal en la salida de la pelota. En apenas once segundos la bola estaba en la red de Oblak tras un cabezazo de Lacazette. Rugió el estadio londinense y Simeone, en la grada y ayudado por el director de comunicación como improvisado asistente, reclutó a Gabi por Gameiro. El 2-0 parecía inminente, pero los remates, casi todos llegados en acciones desde los costados, les faltó el tino suficiente para superar a un muro como el esloveno. La presencia de Diego Costa, que calentaba desde el intermedio, se antojaba absolutamente trascendental para cambiar la dinámica del partido a favor del Atlético. Pero no compareció, sino entró Savic por Correa. Con sus tres centrales demostró el Atlético todo su arsenal defensivo, envidiable, y con un balón largo de Giménez encontró un gol de oro que le acerca a Lyon.
Un tanto que puede valer una final, una diana con la que Griezmann se redimió de su error del 1-0. El francés se llevó la bola ante su compatriota Koscielny, blando en el despeje, remató intentando un (otro) caño a Ospina que puso la rodilla lo justo para evitar el túnel a la red. Pero el rechace le quedó en la derecha al 'Principito', que aprovechando un resbalón de Mustafi la embocó a la red. No se lo creían en las gradas, encajar un gol 'arsenalesco' clásico de los que Nick Hornby sufría en silencio ante un rival con diez y agotados. Los hinchas británcios se arrancaban el pelo a jirones cuando Oblak sacó otra manopla, de esas que acostumbra, para frenar un perfecto testarazo de Wilshere.
El resultado es un botín enorme, más teniendo en cuenta el mérito que merece un bloque capaz de plantar cara a todo un Arsenal con pocos efectivos en su plantilla (era uno de esos partidos en los que uno agradecería tener a Carrasco), con tantos lesionados y pese a jugar casi todo el encuentro en inferioridad. Oblak y Griezmann son primer nivel mundial y ahora mismo, con el increíble trabajo de esos que lo dan todo por el colectivo, el Atlético aún puede ganar cualquier batalla. Para este equipo, el sufrimiento es una virtud. Es el rey de la agonía. Homenajea con esfuerzo cada estrofa del himno de Sabina. «A morir los míos mueren», dijo un día Simeone. Eso, otra vez, está fuera de toda duda.
FICHA TÉCNICA.
ARSENAL: Ospina; Bellerin, Mustafi, Koscielny, Monreal; Xhaka, Ramsey, Whilshere, Welbeck; Özil y Lacazette.
ATLÉTICO DE MADRID: Oblak; Vrsaljko, Giménez, Godín, Lucas Hernández, Saúl, Thomas, Koke, Correa (Savic, min.75); Griezmann (Fernando Torres, min.85) y Gameiro (Gabi, min.65).
--GOLES.
1 - 0, min.61, Lacazette.
1 - 1, min.83, Griezmann.
--ÁRBITRO: Clément Turpin (FRA). Expulsó a Vrsaljko por doble amarilla (min.2 y min.9) por el Atlético de Madrid.
--ESTADIO: Emirates Stadium. 60.000 espectadores.