Un ejemplo de no bajar los brazos

Alberto Blanco EN ZONA

DEPORTES

20 may 2018 . Actualizado a las 23:20 h.

Hay libros difíciles de escribir. Historias llenas de tantas aristas que un simple enfoque queda ridículo. No es el Madrid el equipo más físico. No es el mayor presupuesto de Europa. No era el favorito. Ni siquiera jugó los cuartos de final con factor cancha a favor. Pero sin duda alguna, llegó a este fin de semana, en el mejor momento de la temporada. Ganó la pelea por los rebotes. Al final, solo ocho de diferencia pero parecieron muchos más, unos cuantos más. Tanto como que un palmeo tras dos tiros libres errados fueron el epílogo al triunfo blanco. Se sentía el Madrid muy seguro en los tiros. Sus hombres grandes daban seguridad. Los tiradores estaban protegidos a sus errores.

Sufrió mucho el equipo de Pablo Laso en muchos aspectos. Tenía un agujero en la defensa a Nicolo Melli. Wanamaker tuvo enfrente varios marcajes. Hasta muchas pérdidas de balón en la muy agresiva presión a todo campo del Fenerbahçe. Pero las buenas noticias superaban a las malas. La primera fue en un abrir y cerrar de ojos. Dos faltas de Vesely. Un problema menos. Luego la entrada de Llull dio la primera ventaja. Arreón mediado el segundo período. Pero los otomanos se resistían.

Entraron los blancos como un vendaval tras el descanso. Y empezó a estirarse el marcador. Llegó la decena de puntos. Producto del buen hacer de Fabián Causeur y de un Doncic que aprendió el mal trago de hace doce meses cuando la ansiedad le pudo. Solo tenía 18 años.... El potencial de este chico es una fuente inagotable. Ayer dio muestras de una seguridad casi insultante. Pero las finales deben pasar por ese apunte final. Es como saben mejor. Apretaron las tuercas los de Obradovic y de verse muertos a dos minutos del final, Wanamaker encendía las brasas (81-78). Hasta ese momento se apuró el encuentro. Lo demás ya lo sabemos. Una temporada llena de clavos, lesiones y demás, han dado paso a la décima. Enhorabuena. Se cierra un libro.