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Galicia comparte en La Voz su oro nacional en seven, a dos fechas de cerrar el curso de la modalidad olímpica
23 may 2018 . Actualizado a las 23:43 h.El rugbi femenino gallego derriba barreras que parecían inquebrantables. Fueron las mujeres del CRAT las que consiguieron el primer título nacional absoluto de clubes en XV con la División de Honor en el 2015 y ellas han vuelto a ser las protagonistas de otro hito de calado parecido: el primer campeonato de España de la modalidad de seven, la olímpica. También en rugbi a siete, ellas son de diez.
El impacto de este último éxito fue creciente desde el momento en que le ganaron la final a la defensora del título, Madrid, por un ajustado 5-0 que saldaba una cuenta pendiente desde la final perdida del pasado año. Desde el momento en el que el árbitro pitó el final, el triunfo de Galicia se convirtió en viral.
Las campeonas quisieron compartir sus medallas de oro con todos los lectores de La Voz y, en su visita a las instalaciones de la redacción central de Sabón, aprovecharon para analizar la situación de la modalidad olímpica de rugbi en un momento en el que España apunta hacia los Juegos de Tokio, Galicia certifica su éxito en categoría absoluta y todavía falta un amplio camino que realizar en términos de cantera. Esas son las conclusiones a las que llegaron las integrantes de la selección gallega.
Su capitana, Paula Medín, sin ir más lejos, considera que el mérito es supremo. «Lo complicado es cómo sacar un equipo de nivel en Galicia, cuando no hay más que un club de élite, el CRAT. Cada vez cuesta más la captación en las edades tempranas. Damos el nivel, pero no conseguimos que salga generación tras generación para que haya continuidad», analiza.
Ardua tarea de consolidación
Con todo, cree que la semilla está sembrada y acabará por dar sus frutos. «Hace días, fuimos a jugar la Copa Xunta de seven y nos sorprendió positivamente lo bien que se está trabajando en Vigo las categorías inferiores, con un par de niñas que destacan», relata antes de apuntar: «Pero todavía hay un vacío en el escalón previo a edad absoluta y es complicado evitar el abandono y que el trabajo de captación no caiga en saco roto».
A pesar de ello, Paula Medín (que junto con Vanessa Rial participó en los Juegos Olímpicos de Río) confía «en que la selección española siga por este buen camino y se clasifique para los Juegos de Tokio, y que Galicia acabe teniendo representación». La temporada de la modalidad olímpica se cerrará con dos citas relevantes. Para Galicia, el Trofeo Internacional de Benidorm, (este fin de semana en Villajoyosa, con equipos procedentes de Azerbaiyán, Sudáfrica, Gales...) y, para el CRAT, el primer fin de semana de junio en Oliva (Valencia) con la fase de ascenso a la Copa de la Reina, que perdió el año pasado por no poder presentar equipo a una sede. «Nos motiva que el de Benidorm sea un torneo internacional, y con el CRAT vamos a recuperar una plaza que nunca deberíamos haber perdido», zanja Paula Medín.
En la misma línea de análisis se pronuncian los seleccionadores gallegos, Jos Portos y Juan Salgado, que enmarcan el trofeo internacional en el plan de la federación gallega para dotar a la selección de la competición de nivel de la que carece en Galicia. «En seven se ha dado un paso adelante en competiciones de clubes, con la celebración de la segunda edición de la Copa de la Reina, y para el año que viene se intentará sumar otra serie, pero a nivel autonómico, la competición escasea», analiza. También pone en contexto los planes de la federación española: «El seven es una apuesta importante. Se trabaja para volver a repetir el éxito olímpico, lo que no es sencillo, porque del mismo modo en que se potencia en España, otros países también están potenciándolo».
Con respecto a la situación del rugbi a siete en Galicia, asegura que hubo un incremento de la base. «En cada concentración estamos moviendo unos 250 niños, lo que es netamente superior a lo que se manejaba en años anteriores. Pero en edades superiores no se consolida. Y en femenino, la situación aún es peor. Las que llegan son supervivientes, porque deben superar jugar con chicos hasta los 16-18 años», explica. «Un factor clave es la competición de calidad. Un niño de Madrid, juega al año cuarenta partidos, diecisiete de un gran nivel. Aquí esa vivencia se reduce a dos», zanja.