
Las aficiones, en sintonía durante el himno y todo el día, disfrutaron de un duelo más tenso que brillante
06 ene 2019 . Actualizado a las 22:17 h.Apenas cien kilómetros separan las dos capitales de provincia que se retaron en el estadio municipal de Riazor. Apenas una hora de trayecto que permitió que A Coruña acogiera con gusto al más de un millar de hinchas rojiblancos que, a pesar de la festividad de Reyes, se subieron al automóvil para recorrer el trayecto.
Está claro que el Dépor-Lugo está lejos de acaparar el protagonismo y trascendencia de O Noso Derbi, pero la buena entrada registrada en Riazor, pese a que la hora quizá no era la mejor, y el hermanamiento entre aficiones para atronar con la letra de Pondal durante el himno, demostraron que la pasión del fútbol está muchas veces por encima de la categoría en la que militan sus equipos.
La presencia de este millar largo de lucenses repartidos por todo el estadio se hizo todavía merecedora de mayor reconocimiento según fue transcurriendo el partido ante el pobre espectáculo que ofrecían los dos contendientes en una soporífera segunda parte.
Tras el descanso, con el paso adelante dado por el Dépor, su hinchada subió los decibelios y calló bastante a la visitante. Eso sí. hasta que Carlos Pita se acercó a la banda anunciando su inminente salida. Un sonoro «Pita, sí; mercenarios, no», clásico del Ángel Carro, se hizo notar en el campo al que el 5 del Lugo acostumbraba a ir de pequeño para ver al Dépor.
La expulsión de José Carlos instantes después generó una ebullición del ambiente de Riazor. Los coruñeses dando su último aliento al Dépor en busca de los tres puntos; los lucenses, tratando de hacer realidad el tercer empate consecutivo contra los blanquiazules en la Segunda División.
Cada uno en defensa de sus intereses hasta que la actuación en los instantes finales, relevándose a la hora de tirarse al suelo para perder tiempo, hizo estallar a una afición blanquiazul que hizo notar su malestar tras el escaso tiempo añadido por el árbitro. Mientras, la muralla lucense celebraba un punto que, tras dos expulsiones, le supo a victoria.