











Vence al Levante, con un solitario gol de Messi, que fue suplente, y logra el título tres jornadas antes de la conclusión
27 abr 2019 . Actualizado a las 23:20 h.No podía ser de otra forma. Gol de Messi, victoria y campeonato de Liga al bolsillo. Quien ha sido claro protagonista del campeonato merecía también ser estrella en este choque ante el Levante en el que el Barcelona sentenciaba el que es ya su vigésimo sexto título liguero. Se antoja poético que sea así. Salió desde el banquillo Messi, al que Valverde está dosificando, para que el líder y vigente campeón revalidara el trofeo doméstico.
Tras 23 jornadas sin perder, no podía ser de otra forma, el Barça se ha proclamado campeón ante los suyos derrotando al equipo granota, eso sí no exento de cierto nerviosismo por las acometidas finales del Levante que bien pueden ser un aviso a navegantes para lo que está por venir. Si bien ha sido un título, el octavo en once temporadas, más que merecido porque sólo en cuatro jornadas en todo el campeonato, el Barcelona no ha sido líder de la Liga española. No ha habido mejor ni más regular equipo que el entrenado por Ernesto Valverde.
Sumado el primero de los títulos, ahora el reto mayúsculo de los culés es sumar otros títulos como el de Champions. Apenas habrá tiempo para celebrar la Liga recién ganada porque el Liverpool ya se asoma en el horizonte como último escollo antes de la gran final. Era el partido en el que el Barcelona tenía y quería finiquitar la Liga para afrontar sus próximos retos sin tener que seguir pensando en el campeonato doméstico. Le costó más de la cuenta, como viene siendo habitual a este equipo en los últimos partidos, pero lo buscó desde el principio.
Ante la suplencia de Messi, fue Coutinho el que agarró la bandera del triunfo y buscó con enorme insistencia la portería rival. Por suerte para los granotas, Aitor estaba fino y acabaría evitando una goleada.
Hasta cuatro ocasiones más o menos claras tendría Coutinho ante el portero del Levante y en todas ellas, el portero grandota saldría victorioso. Pese a su insistencia, Valverde apostó por sentar tras el descanso al brasileño, que no fue de los peores sobre el verde del Camp Nou en los primeros 45 minutos. Pero apostó por sentarlo para dar entrada a Messi, quien sería el encargado de sentenciar el choque y la Liga. Nada nuevo bajo el sol.
El argentino revolucionó a los suyos como si su entrada fuese el chispazo que el líder y vigente campeón de Liga necesitara. Activo y buscando la meta de Aitor, Messi condujo a los suyos al triunfo que buscaba desde el inicio para que alirón fuese completo.
Y es que el triunfo por la mínima del Atlético de Madrid ante el Valladolid obligaba a los de Ernesto Valverde a vencer al Levante para que el alirón no se retrasase una jornada más. El inminente partido ante el Liverpool de Champions hacía necesario que el Barça zanjase el título liguero ante un equipo que venía de tomar aire con un contundente 4-0 al Betis.
Y para ello había salido Leo Messi, quien tenía entre ceja y ceja resolver el choque. Apenas un cuarto de hora sobre el terreno de juego del estadio azulgrana y Messi logró lo que no habían hecho sus compañeros durante una hora.
Messi volvía a parar el tiempo, como lo ha hecho en tantas ocasiones y encontró el hueco donde antes nadie lo había hecho. Pero marcó el Barcelona y el choque saltó por los aires.
Se aprovechó el Levante de un lapsus impropio de un equipo como el Barça. Ni dos minutos tardó el equipo granota en demostrar que el choque no había acabado. Pero como en otras tantas ocasiones, Ter Stegen demostró que es un seguro de vida. No acapara titulares ni portadas, pero mucha parte del título que hoy celebran en Can Barça es mérito suyo. Llegaban minutos de tensión para el líder. El Levante había encontrado un agujero en la línea de flotación local y llegaban todos los errores posibles para que el duelo ganase tanto en chispa como opciones. Habría nervios, ocasiones, pero no más goles. Y con el pitido final, el Barça miraba al cielo para celebrar otro título.
La Liga para tener fe en la Copa de Europa
El pasado verano, después de que el Real Madrid conquistara la tercera Liga de Campeones consecutiva y la cuarta en cinco años, oscureciendo de forma injusta el brillo del doblete Liga-Copa de un Fútbol Club Barcelona que en Europa había sido eliminado en cuartos de final con estrépito en Roma antes de celebrar ningún título, hubo una pregunta recurrente a Ernesto Valverde y a sus jugadores, casi una sugerencia sin interrogantes. Comenzaba a instaurarse en la opinión pública la teoría de que había que centrarse en ganar la 'orejona' aunque supusiera perder puntos por el camino en la Liga por culpa de las rotaciones o de la falta de atención.
El técnico, Gerard Piqué y Leo Messi fueron de los primeros en recordar en ruedas de prensa o entrevistas que la historia del club no aconsejaba esa discriminación entre competiciones. Lo primero era ir a por la Liga y, ahora, con el trofeo 2018-19 por fin en el museo del club, ya se puede ver la Liga de Campeones de otra forma, como si de repente fuese más accesible.
Cuando el Barça ha ganado la Copa de Europa lo ha hecho tras cantar antes el alirón en la Liga. Así ocurrió en 1992, 2006, 2009, 2011 y 2015. Incluso hubo triplete en 2009 y 2015, con Pep Guardiola y Luis Enrique en el banquillo, respectivamente, al sumar la Copa del Rey ante el Athletic, la última vez dirigido por Ernesto Valverde. En el Barça en definitiva, nadie se dejó llevar por esas voces externas y la Liga siguió siendo el gran objetivo. Primero, porque es el título que premia la regularidad a lo largo de una temporada sin depender de cruces afortunados, de errores arbitrales o de un mal día puntual de un jugador o de un coletivo.
Y segundo, porque está escrito y demostrado que es más factible para el Barça reinar en Europa si el equipo ha sido tan serio durante el año como para llevarse la Liga con antelación. La primera piedra ya está puesta. El Barça se ha proclamado campeón de Liga sin llegar a mayo. La Champions, siempre con al menos doblete Es la 26ª Liga del Barça, que ha recortado de forma notable la distancia con el Real Madrid, todavía dominador en el palmarés con 33, en este siglo XXI. El club azulgrana ha ganado ocho de los últimos once títulos, por dos del Madrid (2012 y 2017) y uno del Atlético (2014). Es el segundo alirón consecutivo con Valverde en el banquillo (2018 y 2019) tras los tres de Pep Guardiola (2009, 2010 y 2011), el del fallecido Tito Vilanova (2013) y los dos de Luis Enrique (2015 y 2016).
El equipo azulgrana dominó la competición desde el inicio, al principio con el Sevilla como único club que le arrebataba el liderato de manera anecdótica y después ya con el Atlético como único perseguidor con la posibilidad de darle caza, algo que nunca ha ocurrido con el Real Madrid, que, como sucedió en la pasada temporada, no ha sido rival para un Barça que incluso le superó en los dos clásicos. El conjunto colchonero sí ha sido competitivo hasta el final, impidiendo con su fe que el Barça celebrara el título mucho antes.
Como ocurrió en el primer año de Valverde, ha predominado más la seriedad que el espectáculo. No se puede hablar de falta de brillo en un equipo que juega al ataque, que tiene la posesión de balón en casi todos los partidos y que cuenta en sus filas con Leo Messi, otra vez el mejor de la competición por juego y estadística, como los goles y las asistencias. Pero sí ha instaurado el técnico un estilo más práctico, madurando los partidos, economizando esfuerzos, asumiendo pocos riesgos, sin florituras ni detalles de cara a la galería. El entorno más exigente y reivindicativo de la esencia 'cruyffista' ha vuelto a criticarle en ocasiones, también por no apostar más por los canteranos, pero el regreso de los aficionados al Camp Nou, con varias entradas por encima de los 90.000 espectadores en las últimas semanas, demuestra que se valora mucho la labor del 'Txingurri' y la constancia de sus jugadores, con incorporaciones que han ayudado mucho como Lenglet, Arthur o Vidal.
Y ahora, con la final de Copa ante el Valencia aparcada hasta el 25 de mayo en el Benito Villamarín, ya espera el Liverpool en la semifinal de la Liga de Campeones. La ida se juega este miércoles 1 de mayo en el Camp Nou y la vuelta tendrá lugar en Anfield el martes 7 de mayo. Valverde, con la Liga garantizada de forma matemática, podrá reservar de cara al desplazamiento a Inglaterra a jugadores en Vigo el próximo sábado 4 de mayo ante un Celta que pelea por la permanencia y que irá con todo a por cada balón. Es el premio por haber tenido prisas en conquistar la Liga, la primera pata del triplete soñado de forma inconfesable.