El Cisne se defiende con un pulpo bajo palos

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

DEPORTES

Ramón Leiro

Jorge Villamarín es uno de los porteros menos goleados de la categoría y la piedra angular de su equipo

06 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada vez que el balón rival llega a puerta, surge Jorge Villamarín. La portería del Cisne tiene un pulpo bajo palos. Al menos esa es la sensación con la que salieron el millar de aficionados que el pasado sábado acudieron a ver el derbi con el Teucro. La bancada azul se desquiciaba, mientras la suya coreaba cada intervención.

Llegase de donde llegase, aparecía él frenando lo que la defensa no conseguía interceptar. «Tampoco creo que fuese un héroe, soy uno más del equipo, intento sumar desde la portería, al final el guardameta es el último defensor», indica Villamarín, que llegó al Cisne en el último tramo de la pasada temporada buscando acercarse un poco más a su Galicia natal después de algunos años lejos de aquí. El Sinfín cántabro de Asobal fue su última parada antes de desembarcar en Pontevedra. En ese momento el club cántabro habría logrado la permanencia en la categoría y comenzaba a diseñar el equipo para el próximo año. En ese momento confluyeron dos aspectos. No entraba en los planes del Sinfín y quería volver a Galicia. «No puedo decir que este sea el mejor año, todavía queda mucha temporada por delante, pero lo que sí reconozco es que estoy disfrutando muchísimo, de momento puedo decir que todo ha ido muy bien y estoy muy contento en el club», explica Villamarín.

El jugador coruñés defiende una de las porterías menos goleadas de la categoría. Con 154 goles en contra es, junto al Torrelavega, Antequera y Ciudad de Málaga, el equipo menos goleado de la categoría. Este título lo lleva con la humildad de quien lleva 27 años jugando al balonmano. «Paro porque mis compañeros hacen un gran trabajo defensivo, sin eso, el portero no es nadie, lo único que pasa es que somos los últimos en ejecutar», confiesa Jorge Villamarín en un descanso de su trabajo en una empresa de mobiliario. El martes le toca descanso en el Cisne. Hoy vuelve a la rutina deportiva para preparar el partido del fin de semana contra la Unió Esportiva Sarriá. Los reciben siendo líderes, con cinco de seis partidos ganados y unas expectativas cada vez más altas, que Villamarín intenta rebajar a la normalidad. « Intentaremos conseguir lo máximo posible, pero no hay que olvidar que nuestro objetivo es la permanencia y a partir de ahí, si podemos luchar por algo más grande, bienvenido sea», confiesa el portero coruñés, que aun sabiendo que tiene una posición donde recaen muchas miradas, confiesa que siempre le ha gustado estar bajo palos.

Empezó en el colegio

Desde que con diez años probó la pista de balonmano no se ha vuelto a apear de ella, aunque solo un año estuvo en Asobal. Empezó en el cole de Tarrío y a partir de ahí fue escalando hasta llegar al Sinfín. Atrás quedan el Balonamno Culleredo, Siria, Oar Coruña, Alarcos y Antequera. «Siempre me gustó ser portero, empecé jugando con amigos y nunca probé otro puesto», asegura. Después de 27 años poniéndose bajo palos, no quiere hacer planes a largo plazo. Si este es su último año es algo que no se quiere plantear. «A nivel deportivo ya piensas año a año, aún no he valorado nada, físicamente me encuentro muy bien», confiesa el veterano portero.

No cabe duda de que el éxito del Cisne está en una conjunción de fuerzas, que van desde un equipo que lleva años jugando juntos, la experiencia de Villamarín y el control de Jabato. ¿El secreto? «No lo hay, solo tenemos que trabajar partido a partido, pero lo cierto es que estamos muy contentos de cómo se está desarrollando todo», comenta Villamarín antes de volver al trabajo.