El belga sufre una fisura de peroné y su ausencia genera aún más dudas en el Real Madrid, que afronta una semana clave ante el City el Barça
23 feb 2020 . Actualizado a las 18:21 h.Hace dos semanas, reinaba el optimismo en el Real Madrid. Se había rehecho aparentemente del varapalo copero ante la Real Sociedad, acababa de golear a Osasuna en el siempre difícil feudo de Pamplona, aventajaba en seis puntos al Barça, pendiente aún un duelo peliagudo en el Benito Villamarín, y celebraba la recuperación para el futuro inmediato de Eden Hazard, su fichaje estrella de la temporada y considerado uno de los cinco mejores jugadores del planeta.
Ahora, la situación ha experimentado un giro de 180º. Mientras que el equipo de Quique Setién le ganó al Betis y esquivó la crisis institucional con dos victorias consecutivas en el Camp Nou ante Getafe y Osasuna, el conjunto de Zinedine Zidane sólo sumó un punto ante el Celta y perdió en el Ciutat de València frente al Levante, el matagigantes de Paco López que ya superó a los culés.
En esas dos citas fue titular Hazard, que reapareció tras 82 días en el dique seco y rayó a un nivel notable aunque le faltó gol, trabajó lo justo en defensa y obligó a su técnico a alinear a un centrocampista menos, con lo cual el Madrid es más vulnerable en el repliegue. Además, se han cumplido los malos presagios que ya puso de manifesto el técnico marsellés y este domingo se conoció que el belga, de 29 años, sufre «una fisura en el peroné distal del pie derecho» según informó el Real Madrid.
Su baja, por el momento, es clasificada por el club como indefinida. «Pendiente de evolución», se asegura, únicamente, en el parte médico. Hazard no estará seguro en los próximos duelos ante el City de Pep Guardiola, el miércoles, y el Barcelona, el domingo. «Tiene mala pinta», reconocía Zidane después de la derrota ante el Levante. «Se ha hecho daño donde su anterior lesión. Es un golpe, pero vamos a ver si es poca cosa. Ahora lo tiene dolorido», advertía, muy preocupado, el entrenador del Madrid.
«Tenemos que esperar», se sumaba Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales del club. La jugada de la lesión de Hazard ocurrió pasada una hora de partido. El belga golpeó el balón de tacón, pero en la maniobra se dañó el pie derecho. Cojeó ostensiblemente hasta ser sustituido poco después por Vinicius. Ya en el banquillo, sus primeros comentarios con Mendy revelaron que el propio jugador era consciente del alcance de la dolencia.
La lesión en el peroné es la segunda de gravedad a la que se enfrenta Hazard desde su llegada al equipo el pasado verano por algo más de 100 millones, procedente del Chelsea. En el partido de la fase de grupos de la Champions ante el PSG, a finales de noviembre, una entrada de su compatriota Meunier le produjo una microfisura en el tobillo derecho que fue detectada una vez desaparecido el edema que cubría la zona. No parecía trave, pero su baja se alargó tres meses. Esta nueva dolencia es en el mismo pie, pero no en el mismo sitio. Según fuentes médicas, una lesión es en la parte anterior del hueso y otra en la parte posterior del peroné.
Tobillo de cristal
El tobillo derecho de Hazard parece de cristal. El 6 de junio de 2017, el mediapunta entonces del Chelsea tuvo que ser operado de la fractura que se produjo entrenando con Bélgica y que le tuvo unos cuatro meses de baja. Entonces, al belga tenía 26 años y ya se le vinculaba con el Real Madrid. Ahora, hay que esperar para ver si los doctores del club merengue prefieren repetir el tratamiento conservador realizado en los últimos meses o intervenirle para fijar mejor la zona tan dañada. El belga podría haber dicho adiós a lo que resta de temporada con el Real Madrid y pensar en volver para defender a su país en la Eurocopa. Hasta el momento, ha jugado tan sólo 15 partidos con la camiseta blanca, en los que ha marcado un gol y entregado cinco asistencias.
El percance de Hazard añade más dudas al club blanco en el momento clave del curso y se suma al dolor de sufrir la segunda derrota de la temporada en Liga. Cayó ante los granotas tras encajar su octavo gol en cuatro partidos y quedarse sin marcar también por octava vez este curso. «Hemos llegado muchísimo pero nos ha faltado el gol. Es jodido, pero es la realidad. La semana que viene nos lo jugamos todo. Hemos tenido momentos muy buenos durante la temporada. No hay que bajar los brazos, al contrario, hay que pensar que esto lo podemos sacar adelante, con ánimo y energía. Esto es fútbol y las malas rachas pueden pasar», remarcó Zidane.
La falta de gol, ciertamente, condenó al Madrid, que centró en 19 ocasiones al área del Levante, más que en ningún otro partido como visitante esta campaña. Remató también en 19 oportunidades y en ocho de esos tiros tuvo que intervenir el portero Aitor Fernández. Los locales, sin embargo, batieron a Courtois en su segundo disparo entre palos. Pudo hacer algo más el portero belga, que vuelve a ser criticado tras semanas sin tacha. El Madrid mereció más, sobre todo en un gran primer tiempo, pero le cuesta ver puerta. Inquieta el momento de Karim Benzema, autor de sólo dos goles en 2020, uno en Copa ante el Zaragoza y otro frente al Atlético. A Zidane se le critica por sus constantes cambios en el dibujo, alternando con cinco, cuatro o tres centrocampistas en función de los rivales, y por su insistencia en darle oportunidades a Marcelo en el lateral izquierdo y descanso a Fede Valverde, clave para el equilibrio y el mayor despliegue físico del equipo.
Culpar al árbitro
Hay nervios en el Real Madrid. Algunos de sus integrantes miraron hacia el arbitraje del canario Hernández Hernández, que no consideró penalti una mano de Campaña, tampoco punible para el VAR. «Ni el mismo comité de árbitros sabe cuándo las tienen que pitar. Es extraño, ni los propios jugadores lo sabemos», resolvió Carvajal. «Ha sido mano. A partir de ahí tanto el VAR como el árbitro tienen que decidir, pero hay ocasiones que no están claras», se sumó, por su parte, Emilio Butragueño. «Hay veces que las acciones parecen predeterminadas: Me marcho fastidiado. De este árbitro no me sorprende nada. Yo me fui jodido porque me sacó una tarjeta en el minuto 10. Le pregunté si me podía decir si era algo personal porque es indignante», indicó, desafiante, Sergio Ramos. El sevillano se arriesga a ser expedientado, pero hay un precedente esta misma temporada que le beneficia. Sergio Busquets también dudó del honor de un árbitro, Alberola Rojas, tras el empate (2-2) en el Reale Arena. «Creo que el árbitro ha visto el penalti pero no lo ha querido pitar», dijo el azulgrana sobre un supuesto agarrón a Piqué no sancionado como penalti. No pasó nada.