Son dos gigantes con entrañas opuestas y en los que tuve el honor de jugar
23 ago 2020 . Actualizado a las 20:26 h.Tuve la fortuna de jugar en los dos clubes que hoy van a disputar la final masculina de la Champions League. Dos gigantes, cada uno con su manera de entender lo que es el fútbol y el negocio. En el Bayern de Múnich, en la temporada 2015-2016; y en el París Saint Germain desde el 2016 al 2018.
Dentro de su grandeza, lo que más destaca del Bayern es que es un equipo muy familiar, que respira un aroma de tradición. Eso es lo que más se destila allí. Es un club dirigido por exjugadores, con un ambiente completamente diferente al de cualquier otro grande de Europa.
El PSG es todo lo contrario. Un club con menos historia, con menos tradición y que en los últimos años se ha basado más en fichar estrellas en busca de un objetivo, que ahora consigue, como es el de llegar a jugar una final de Liga de Campeones.
El Bayern es un club especial y que ese modelo siga triunfando en el fútbol es fantástico. Es verdad que igualmente estamos hablando del club con mayor músculo económico de Alemania y que ficha grandes jugadores, también con cifras elevadas de traspasos, pero su modelo se aleja de todo lo que estamos acostumbrados hoy en día en el mundo del fútbol. Y eso es precisamente lo que le convierte en una entidad única, con unos valores completamente opuestos a lo que es costumbre.
Su rival de esta noche está ante la oportunidad de conseguir algo para lo que se formó. El PSG lleva años siendo el club más importante de Francia, con lo que eso implica, porque siempre salen muy buenos jugadores de allí, con una selección potentísima que está logrando grandes resultados en las últimas décadas (no en vano es la actual campeona del mundo). Quizás les faltaba un club referente en Europa y el PSG estaba llamado desde hace años a ocupar ese lugar. Muchas veces se desprestigia la liga francesa diciendo que no es tan potente e incluso muchos de sus jugadores se van de allí buscando ligas con reputación de ser más competitivas. Por eso es tan importante para Francia lo que está consiguiendo el equipo de Thomas Tuchel, ayudado también por el fantástico torneo que ha disputado el Olympique de Lyon. Porque es una forma de demostrar a todos, también a los propios jugadores galos, que sin irse de allí, desde un PSG, se puede llegar a una final de Champions y quizás hasta la gane.
En cuanto a lo que es el trato al jugador, los medios que emplean unos y otros, sí que no hay grandes diferencias entre lo que es el Bayern y el PSG. Mi experiencia es que en ambos casos está a una gran altura, como corresponde a dos gigantes del fútbol europeo, cada uno con sus fórmulas, pero el futbolista sabe que dispone de todo lo que necesita para desarrollarse y que cualquier problema que te surja tienes a un gran club detrás. Quizás el trato es más estrecho en el Bayern. Yo he estado en los entrenamientos del equipo masculino, comiendo en la misma mesa que el presidente, sentados todos juntos... Es otro modelo de hacer y de ser. Muy familiar dentro de su grandeza. En cambio en el PSG, aunque tengas también todo lo que necesites a tu alcance, el trato es más distante. No diría que altivo, pero sí diferente.
Fogosidad contra fidelidad
En cuanto a afición, la del PSG es más caliente. Sus seguidores más acérrimos son fantásticos, te llevan en volandas. Y no solo en el Parque de los Príncipes, en cualquier desplazamiento y con cualquier equipo del club. Son muy pasionales y ahí sí hay una gran diferencia con el Bayern, aunque estos tienen a su favor su fidelidad. En Múnich siempre se llenan las gradas y posiblemente tienen más masa social que el PSG.