Catar, un Mundial en entredicho

DEPORTES

NOUSHAD THEKKAYIL | EFE

Las sospechas de fraude en su designación y las muertes en la construcción de los estadios enfangan la primera cita de la historia que no se celebrará en verano

06 nov 2022 . Actualizado a las 10:17 h.

A las cinco de la tarde del 20 de noviembre, en el Estadio Al Bayt de Al Khor, Catar abrirá el Mundial 2022 como anfitrión midiéndose a Ecuador. Habrán pasado casi doce años desde que la FIFA, en diciembre del 2010, designara al país árabe como sede, descartando las candidaturas que también presentaran Australia, Corea del Sur, Estados Unidos y Japón. Catar se convierte así en el país más pequeño que asume una organización que no ha estado exenta de polémica.

EL «qatargate»

Los supuestos sobornos que apuntan al mayor caso de corrupción en el deporte

En el año 2013, la revista France Football denunció que el Mundial había sido comprado, tras un acuerdo al que habrían llegado el expresidente de la UEFA, Michel Platini, el presidente francés Nicolás Sarkozy y el emir de Catar, Tamim bin Hamad al-Thani. En el intercambio de favores, el jeque compraría el PSG para rescatarlo de la quiebra y ayudaría a hundir Canal Plus Francia, especialmente crítico con Sarkozy.

En el 2016, el diario británico The Sunday Times publicó que Catar habría pagado a la FIFA 880 millones de euros a cambio de la adjudicación, en dos partidas diferentes. La primera, de 400 millones, se habría abonado 21 días antes de la votación. Al Jazeera, propiedad del emir catarí, habría añadido una cláusula extra de 88 millones, disfrazada como costes de producción pagados a la FIFA, por los derechos audiovisuales si Catar era el organizador. En el 2019, la policía francesa detuvo a Platini y, tras interrogarlo durante 15 horas, lo dejó en libertad. La investigación por el supuesto amaño sigue abierta en la justicia suiza —donde tiene su sede la FIFA— y en la francesa.

infraestructuras

La sombra de miles de inmigrantes fallecidos en las obras de los ocho recintos

Según el informe «Detrás de la pasión», elaborado por la Fundación para la Democracia Internacional, y ratificado posteriormente por una investigación del diario británico The Guardian, unos 6.500 trabajadores —inmigrantes llegados desde Nepal, India, Pakistán y Bangladesh— habrían muerto en la construcción de los ocho estadios, solo hasta el 2020.

«En Catar han fallecido tres trabajadores del Mundial. Son datos que nunca hemos escondido», se defendió Nasser Al-Khater, del comité organizador. La FIFA se puso de perfil. «La cifra de accidentes ha sido baja en comparación con otros proyectos de construcción en todo el mundo», alegó en un comunicado. «Cuando le das trabajo a alguien, incluso en condiciones difíciles, le das dignidad y orgullo», respondió Gianni Infantino, presidente de la FIFA, cuando fue cuestionado.

Amnistía Internacional realizó un estudio presencial durante la reforma del estadio Jalifa, en Al-Rayyan, el primero que se completó. El salario medio de los trabajadores rondaba los 200 euros mensuales y 234 de ellos reconocieron haber sufrido abusos y explotación. «Trabajan inmigrantes sin descanso a 50 grados, con alimentación insuficiente y sin agua potable Estoy totalmente en contra de que el Mundial se juegue en Catar», denunció el internacional alemán Toni Kroos, que renunció a su selección antes de esta cita mundialista.

 Más de 200 mil millones de euros invertidos, quince veces más que en Rusia 2018 

En el desarrollo de las infraestructuras para el último Mundial celebrado en Rusia en el 2018 se invirtieron 14.000 millones de euros. Había supuesto entonces un récord, superando los 11.600 consumidos en Brasil 2014. En Alemania 2006, se habían gastado 4.000. La organización de la cita catarí ha pulverizado cualquier precedente. Según la FIFA, la inversión se acercará a los 220 mil millones de euros, más de quince veces lo registrado en Rusia.

La cita de Catar marcará también otros hitos. Será el primer Mundial que no se celebre en verano, lo que ha obligado a modificar los calendarios en todos los países que participan, 32. Será, de hecho, la última cita con este número de selecciones, ya que la FIFA aprobó que en el siguiente, el que albergarán Canadá, México y Estados Unidos en el 2026, la cifra aumente hasta las 48.

Árbitras, por primera vez

En Catar se disputarán 64 partidos en 29 días, lo que convierte a este Mundial en el más corto desde Argentina 78, en el que la competición duró 24. Eso sí, en aquella cita participaron solo 16 selecciones. La cita catarí será la primera en la que se permitirán cinco cambios por partido, más un sexto extra en caso de prórroga.

Paradójicamente, en un país en el que los derechos de las mujeres siguen penalizados, será el primera Mundial que cuente con árbitras. Están citadas seis, tres asistentes y tres de campo: la francesa Stephanie Frappart, la ruandesa Salina Mukasanga y la japonesa Yoshimi Yamashita.