
Si Luis Enrique se define por algo es por tener las cosas claras. El asturiano sabe qué selección quiere y, en esta convocatoria, ha sido fiel a sus ideas. Muchos de los jugadores que estarán en Catar hicieron una grandísima Eurocopa, siendo superiores a Italia pese a ser eliminados. Luis Enrique no se ha dejado influenciar por nadie ni por nada. Y no le ha salido nada mal. Tiene un equipo joven, hecho con paciencia y tranquilidad. Los jugadores con menos experiencia irán a muerte con su entrenador. Se enfrentarán a selecciones de primerísimo nivel, pero llegan a Catar con una ilusión tremenda por conseguir hacer algo grande. Y eso sirve de contrapunto a su inexperiencia.
Yo estuve en el Mundial de Estados Unidos de 1994. El entrenador era Javier Clemente. El técnico vasco y el asturiano tienen un gran parecido: ambos protegen al grupo, quieren ser la cabeza visible y que toda la presión posible recaiga sobre el seleccionador. El equipo, por tanto, queda al margen de todo y él lleva sus ideas hasta las últimas consecuencias.
Esta selección tiene una serie de jugadores jóvenes que cuentan ya con un bagaje nacional e incluso internacional. La forma de ser de Luis Enrique es una manera de quitarles responsabilidad.
Varios de estos jóvenes están creciendo a pasos agigantados. Gavi me sorprende por cómo se mueve en el terreno de juego. El sevillano es todo un trabajador, pero con el sello de la escuela Barça. Nunca juega cohibido. El mejor de estos chicos es Pedri. El canario está llamado a marcar una época. Se le compara con Iniesta, pero debe ir paso a paso, tiene solo 19 años.
Todos tuvimos inexperiencia en algún momento de nuestras carreras deportivas. La ganamos jugando torneos y partidos, es la forma de crecer y conseguir ser jugadores importantes. España tiene una combinación buena y ya han demostrado de lo que son capaces.
También ayudarán los veteranos. Busquets sigue siendo un futbolista importante en la selección y, para lo que pretende Luis Enrique, Jordi Alba es un lateral con proyección y mucha llegada. Azpilicueta, otro de los experimentados, tiene esa pizca de agresividad bien entendida. El defensor del Chelsea da muchas posibilidades a su técnico, porque puede desenvolverse tanto de lateral como de central.
La selección española tendrá que aprovechar el descaro que rebosa la juventud de sus jugadores. Su principal deber pendiente es su falta de contundencia en momentos determinados. La línea defensiva, a veces, puede pecar de pasarse de blandita.
España no es favorita. Una condición que, lejos de ser un problema, puede ayudar al equipo a crecer en el torneo. Es un factor importante que, sin duda, tiene que jugar a favor de los de Luis Enrique.